Se espera que más de 140 mandatarios participen la próxima semana en la Asamblea General de la ONU, donde la presencia del presidente de Ucrania pondrá en evidencia la fragmentación de un mundo que lucha contra una avalancha de crisis sin precedentes.

«Nos vamos a reunir en un momento en que la humanidad se enfrenta a inmensos desafíos, desde el agravamiento de la emergencia climática a la escalada de conflictos, pasando por la crisis mundial de la inflación, el aumento de las desigualdades y las drásticas perturbaciones tecnológicas», recordó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, antes de esta cita anual.



«La gente espera de sus dirigentes una solución para salir de este desastre», recordó, al tiempo que lamentó de nuevo la «fragmentación» del mundo que «reduce nuestra capacidad para responder» a estas crisis.

Una fragmentación geopolítica muy relacionada con la invasión rusa de Ucrania hace año y medio.



Esta guerra, con sus múltiples consecuencias, en particular para la seguridad alimentaria mundial, estará muy presente en esta semana diplomática intensa, pese a que la prioridad oficial es el desarrollo.

Por primera vez, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski subirá al estrado de la Asamblea General, y tiene previsto participar el miércoles en un Consejo de Seguridad de alto nivel consagrado a esta guerra.

Pero «debe tener cuidado», advierte Richard Gowan, analista del Grupo Crisis Internacional.

«Si adopta una posición dura», repitiendo sus llamados a sus aliados a suministrarle más armas, «corre el riesgo de transformar esta oportunidad en una crisis diplomática», generado «fricciones» con los países en desarrollo.

«Existe una brecha cada vez mayor entre el mundo en desarrollo y el mundo desarrollado», advierte un diplomático europeo.

Hay que «asegurarse de que esta brecha no crezca todavía más», al tiempo que reconoce que la guerra en Ucrania «roba la atención política y económica de problemas mundiales urgentes como la seguridad alimentaria, las catástrofes climáticas, las desigualdades o el acceso a la financiación».

 

– Pobreza y clima –

 

En este contexto, Guterres tratará de nuevo de convencer a Rusia de volver al acuerdo para la exportación de cereales ucranianos a través del mar Negro, crucial para la seguridad alimentaria mundial.

La ONU y los diplomáticos occidentales insisten también en la importancia de la cumbre del lunes sobre desarrollo, fundamental para los países del Sur, que contará con decenas de mandatarios presentes, entre ellos los presidentes sudafricano y brasileño.

Los gobiernos deberían comprometerse a «actuar con urgencia» para salvar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

Estos objetivos, que están «en peligro», pretenden mejorar la suerte de más de 8.000 millones de personas al tiempo que se protege el plantea: erradicación de la pobreza extrema y el hambre, acceso a la salud, al agua potable, a la educación, la energía o la lucha contra el cambio climático.

Guterres reunirá el miércoles a los mandatarios de los países que considera como los primeros de la clase en materia de ambición climática, aunque no se han dado nombres.

Además de Ucrania, se tratarán otras cuestiones geopolíticos internacionales, como Irán, en presencia del presidente Ebrahim Raisi, o Haití, mientras el Consejo de Seguridad analiza enviar una fuerza internacional para ayudar a la policía a luchar contra las pandillas.

Sin embargo, cuatro mandatarios de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad — Francia, Reino Unido, Rusia y China– estarán ausentes, lo que algunos diplomáticos ven como una pésima señal.

Solo el presidente estadounidense Joe Biden, el quinto miembro permanente de este foro, acudirá a la cita, como también lo harán los presidente de Chile, Brasil, Costa Rica, Perú o Colombia. En cambio, no se espera al de Venezuela y el de Cuba todavía no ha confirmado.

Interrogado por estas ausencias, Guterres considera que «lo importante es el compromiso de sus gobiernos». «No es una feria de vanidades», recordó.