En un mundo donde la World Wide Web (WWW) es una parte fundamental de nuestra vida cotidiana, puede resultar difícil imaginar qué aspecto tenía la primera página web de la historia y el impacto que tuvo en el mundo.

Ambos (la primera web, y la WWW) son obra de un mismo autor: el científico británico Tim Berners-Lee, en aquel entonces investigador del prestigioso Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) de Ginebra.



El 20 de diciembre de 1990 fue un día aparentemente ordinario, pero también marca el inicio de una herramienta que aún hoy permite compartir información de manera global siguiendo una sencilla arquitectura basada en documentos y en los enlaces entre ellos (el llamado ‘hipertexto’).

Pese a los millones de páginas web que se han creado y desaparecido de Internet (aun a pesar de proyectos como el Internet Archive), esa página web primigenia nunca ha dejado de estar online, y se encuentra hoy en día accesible en la URL http://info.cern.ch.



En sus primeros pasos, la web se alojaba en la computadora NeXT del propio Berners-Lee, que tenía una nota pegada que rezaba así:

«Esta máquina es un servidor. NO APAGAR.»

La importancia de una única web
Ese sitio web era (y es) extremadamente simple en comparación con las páginas web modernas: no tenía colores, imágenes, vídeos ni animaciones. Tampoco publicidad. Todo eso fueron añadidos que llegarían más tarde: tan sólo era una página de fondo blanco (bueno, dependía del navegador, algunos de los primeros mostraban fondo gris por defecto) con texto y enlaces.

Sin embargo, su contenido era fundamental para comprender la revolución que estaba a punto de suceder: mostraba instrucciones básicas sobre como funcionaba la web, incluyendo información que enseñaba a acceder a documentos y poner en marcha tu propio servidor.

Justo debajo del encabezado que decía «World Wide Web», la página explicaba el propósito de Internet de la siguiente manera:

«WorldWideWeb (W3) es una iniciativa de recuperación de información hipermedia de área amplia que tiene como objetivo brindar acceso universal a un gran universo de documentos».

Esta declaración ambiciosa sentó las bases para lo que se convertiría en la World Wide Web. Aunque, hasta 1993 el CERN no anunció que la WWW sería una tecnología de acceso público y gratuito para todos, una decisión con la que dejó de ser una herramienta exclusiva para científico y marcó el comienzo de la era digital tal como la conocemos.

Patrimonio de la Humanidad
Como curiosidad, con motivo del Día Internacional de Internet de 2022, la Fundación Telefónica lanzó una iniciativa mundial para promover que la Unesco concediera a la primera web el título de ‘Patrimonio de la Humanidad’.

La iniciativa tenía el nombre de #ElSitio1155, en referencia a que este organismo internacional ha reconocido hasta ahora como tales a 1.154 sitios de todo el mundo, pero ninguno del mundo virtual.: