La economía de China registró en 2023 un crecimiento del 5,2%, uno de los peores en más de tres décadas, según los datos oficiales publicados el miércoles, reflejo de un país enfrentado a una grave crisis inmobiliaria, un débil consumo y las turbulencias mundiales.
Aunque la cifra se ajusta a las expectaciones y el objetivo anual fijado por Pekín, probablemente acentúe la presión sobre las autoridades para introducir más medidas de estímulo que reactiven la actividad empresarial y el consumo.
El producto interior bruto de la segunda economía mundial aumentó un 5,2% hasta los 126 billones de yuanes (17,6 billones de dólares), señaló la Oficina Nacional de Estadística.
La cifra mejora el 3% registrado en 2022, cuando la actividad estaba severamente afectada por las estrictas restricciones anticovid. Sin embargo, es el peor resultado de la economía china desde 1990 sin tener en cuenta los años de la pandemia.
Después de levantar las draconianas medidas sanitarias a finales de 2022, Pekín se había fijado un objetivo de crecimiento de «alrededor del 5%» para el año anterior.
El regreso a la normalidad poscovid propició un repunte inicial de la economía, que luego perdió impulso a medida que la desconfianza se abatía sobre familias y empresas y pesaba en el consumo.
Una extensa crisis en el sector inmobiliario, el alto desempleo juvenil y la ralentización económica global también pesan sobre el crecimiento de China.
Las exportaciones del país, un pilar histórico de su economía, cayeron el año pasado por primera vez desde 2016, según los datos publicados por los servicios de aduanas el viernes.
Las tensiones geopolíticas con Estados Unidos y los esfuerzos de algunos países occidentales de reducir su dependencia de China y diversificar sus cadenas de aprovisionamiento también castigaron el crecimiento.
Hasta marzo no está previsto que las autoridades anuncien su objetivo de crecimiento para 2024.
– «La recuperación poscovid más decepcionante» –
El comisario del órgano estadístico Kang Yi dijo el miércoles que la recuperación fue «una tarea ardua» en 2023, como demuestran otros indicadores publicados el miércoles.
Las ventas minoristas, principal indicador del consumo de los hogares, se ralentizaron en diciembre con un aumento del 7,4% interanual, contra el 10,1% registrado el mes anterior.
La producción industrial se aceleró ligeramente al 6,8% interanual, contra 6,6% en noviembre, y la tasa de desempleo aumentó en una décima hasta el 5,1% en este mismo periodo.
Este último indicador es incompleto dado que se basa solamente en los datos en centros urbanos y excluye a millones de trabajadores en zonas rurales particularmente vulnerables a la ralentización económica.
Tampoco incluye la tasa detallada para las personas de entre 16 y 24 años, que dejó de publicarse en mayo después de alcanzar un récord de más del 20% de jóvenes desempleados.
La oficina estadística también publicó datos demográficos que muestran una aceleración en el declive poblacional de China, superada en 2023 por India como nación más habitado del planeta.
«Lo que China vio el año pasado fue posiblemente la recuperación poscovid más decepcionante que se podía imaginar», dijo a la AFP Shehzad Qazi, director de la firma de consultoría China Beige Book.
«La economía renqueó a final de año», continuó.
«Cualquier aceleración verdadera el próximo año requerirá o bien una gran sorpresa global positiva o una política gubernamental más activa», opinó.
– «Una oportunidad» –
Lastrada por la falta de confianza empresarial y un consumo aletargado, China intenta seducir a los inversores internacionales.
En el Foro de Davos, el primer ministro Li Qiang presentó el martes una imagen optimista de su economía.
«No importa cómo cambie la situación mundial, China se adherirá a su política nacional básica de abrirse al mundo exterior», afirmó.
«Escoger el mercado chino no es un riesgo, sino una oportunidad», agregó.
Pero los riesgos abundan, especialmente en el sector inmobiliario que, después de dos décadas de frenética expansión, representa una cuarta parte del PIB.
La elevada deuda y el descenso en la compra de propiedades dejó en el alambre a grandes firmas como Evergrande o Country Garden, en peligro de quiebra.