La contaminación por plásticos está cambiando los ecosistemas hasta puntos que hace años nos hubiesen parecido insospechados. Por ejemplo, un nuevo estudio saca a la luz el inusual comportamiento de los cangrejos ermitaños, que están empezando a usar restos de este material a modo de caparazón.
Estos animales se caracterizan precisamente porque, al no tener caparazón, se aprovechan de las conchas abandonadas por moluscos. Son los Mortadelos del fondo marino, pues se pueden transformar en un montón de animales distintos, al esconder su delicado cuerpo dentro de distintos caparazones. Pero lo que no imaginaban los científicos que los estudian es que acabarían disfrazándose de recipiente de yogur o de tapón de botella por culpa de la contaminación por plásticos.
En realidad no es algo que se acaba de descubrir. De hecho, los autores de este nuevo estudio, procedentes de varios centros de investigación polacos, se inspiraron en el trabajo de Shawn Miller. Este es un fotógrafo que en 2014 publicó varias imágenes captadas en Okinawa, Japón, en las que podían verse cangrejos ermitaños que habían tomado residuos de la contaminación por plásticos a modo de caparazón. Él tampoco fue la primera persona en mencionar este problema, pues ya se había publicado un reporte de caso en 2009. Sin embargo, sí que fue el que lo dio a conocer al mundo y, por lo tanto, la persona que, sin saberlo, facilitó la tarea de los autores del estudio que acaba de publicarse en Science of the Total Environment.
Cangrejos ermitaños bajo el objetivo de la población
Detlla Azucena Martín que este nuevo estudio consta de dos partes. En la primera, sus autores han realizado una revisión de la literatura científica. Es decir, han analizado los estudios publicados con anterioridad en los que se habla de esta influencia de la contaminación por plásticos sobre el comportamiento de los cangrejos ermitaños.
En la segunda parte, en cambio, aprovecharon el contenido audiovisual publicado en línea por personas no científicas. Sobre todo utilizaron imágenes publicadas en redes sociales, la mayoría después de que se diese a conocer ampliamente este problema en 2014.
Con la revisión de la literatura científica encontraron el reporte de 10 casos de cangrejos con conchas de plástico. Además, se distinguían dos especies de cangrejos ermitaños terrestres y tres marinos.
Esta vez la ciencia ciudadana fue mucho más lejos, pues en redes sociales y otras publicaciones de internet encontraron 386 ejemplares, pertenecientes a 10 especies distintas. Todos habían elegido residuos marinos procedentes de la actividad humana como concha. Había de distintos materiales, pero el plástico fue claramente el que más destacó.
Los autores del estudio consideran que esta fue una buena manera de detectar nuevos casos, ya que es algo que llama mucho la atención e invita a la población a publicarlo.
¿Es peligrosa esta consecuencia de la contaminación por plásticos?
En su estudio, estos científicos analizan cuáles pueden ser las causas por las que los cangrejos ermitaños escogen restos de plástico en lugar de conchas de moluscos.
La primera razón es que suelen ser de gran tamaño, pero a su vez ligeros. Uno de los criterios utilizados por las hembras para elegir un macho con el que aparearse es el tamaño del caparazón. Lamentablemente, los caparazones más grandes suelen ser más pesados, por lo que se debe encontrar un equilibrio. Sin embargo, con los residuos de contaminación por plásticos ese equilibrio es más sencillo, pues un gran recipiente de este material puede ser una concha voluptuosa pero ligera. Así, no invierten tanta energía en desplazarse con ella a cuestas.
¿Pero saben que se trata de algo nuevo o creen que son caparazones? No sabemos lo que pasa por su cabeza. Lo que sí saben estos científicos es que a menudo los cangrejos ermitaños se guían por el olor a dimetil sulfuro. Esta es una sustancia química con un olor muy fuerte y desagradable, procedente del metabolismo de las algas. En el mar se impregna a otros componentes del ecosistema, como algunos moluscos y crustáceos. Por eso, los cangrejos ermitaños buscan este aroma para detectar conchas libres.
El problema es que se ha comprobado que los desechos marinos, tanto si proceden de la contaminación por plástico como de otros materiales, se impregnan con esta sustancia a medida que las algas circundantes la liberan. Por eso, los cangrejos ermitaños lo confunden.
De hecho, no es el único animal que se confunde con este olor. Se ha comprobado que muchas aves marinas comen plásticos al confundirlos con pescado por el olor a dimetil sulfuro.
Claramente, esto es peligroso para las aves, pero no se sabe si también para los cangrejos ermitaños. Parece que encuentran ventajas en ello, pero que su ecosistema cambie hasta el punto de utilizar el plástico como conchas no es una buena noticia. Precisamente por eso llama tanto la atención de los usuarios de redes sociales.