Las pandillas que controlan gran parte de la capital haitiana, Puerto Príncipe, lanzaron este lunes un asalto en el centro de la ciudad, donde se enfrentaron a la policía.

Los disparos se produjeron en la zona del Campo de Marte, un gran parque público situado a proximidad del Palacio Nacional, la antigua residencia presidencial haitiana, según varios habitantes contactados por la AFP.



Al menos cuatro policías resultaron heridos en los ataques y fueron trasladados a un hospital, indicó el Miami Herald.



Desde finales de febrero, varias pandillas se aliaron para atacar lugares estratégicos de Puerto Príncipe como comisarías, cárceles, el aeropuerto y el puerto, en un pulso contra el primer ministro Ariel Henry.

El dirigente, muy cuestionado por el aumento de la violencia y por llegar al poder sin someterse al voto popular, anunció el 11 de marzo que iba a renunciar y ceder el poder a un consejo presidencial de transición.

Pero tres semanas después, Haití aún espera el nombramiento de ese consejo de nueve miembros, cuya creación fue supervisada por la Comunidad del Caribe (Caricom).

La instalación de las nuevas autoridades –compuestas por representantes de partidos políticos, de la sociedad civil, del sector privado y las comunidades religiosas– se ha visto retrasada por desacuerdos internos y las supuestas dudas legales del gobierno saliente.

En un comunicado publicado este lunes, el ejecutivo de Henry explica que no ha podido nombrar al consejo presidencial porque la Constitución haitiana no prevé la existencia de esa institución.

Por ello el gobierno saliente pidió al presidente temporario de la Caricom, el guyanés Irfaan Ali, el envío de un borrador de decreto para crear el consejo.

Ese documento, recibido por el consejo de ministros saliente, ha sido enviado a juristas para su revisión, según el comunicado.

A la espera de que avance la transición política, Haití vive una grave crisis humanitaria y sus autoridades no logran frenar la violencia de las bandas armadas.

En los tres primeros meses del año, 1.554 personas murieron víctimas de las pandillas, según la ONU.