El 28, un número que los dominicanos asocian a la locura y que junto a la palabra “manicomio” han configurado una realidad marcada históricamente por el estigma, la indiferencia, el olvido y la crueldad en los tratamientos a los pacientes con trastornos mentales, vistos siempre como la cara fea de la sociedad.
Loco, desquiciado, sicótico, lunático, demente, orate, insano, anormal, desequilibrado, chiflado y tostado, son una amplia gama de términos para calificar esta condición humana, la mayoría peyorativos, y que también en el pasado estuvo asociada a posiciones mágico-religiosas, especialmente demoníacas o a un castigo divino.
También con frases, refranes, chistes y canciones se hace alusión a la demencia, casi siempre en un contexto negativo.