Los ministros de Finanzas del G7, reunidos en Italia, dieron cuenta de «avances» este sábado en su proyecto de ayudar a Ucrania con los intereses generados por los activos rusos congelados, y esperan un acuerdo en la cumbre de junio.
«Estamos avanzando en nuestras conversaciones sobre las posibles maneras de anticipar los beneficios extraordinarios procedentes de los activos soberanos rusos bloqueados, en beneficio de Ucrania, en conformidad con el derecho internacional y nuestros sistemas jurídicos respectivos», indicaron los ministros de las siete mayores economías industrializadas.
El objetivo es presentar a sus dirigentes, antes de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno prevista en la región italiana de Apulia en junio, «opciones para proporcionar ayuda financiera adicional a Ucrania», declararon en el proyecto de comunicado conjunto emitido al término de su reunión en Stresa.
Las conversaciones tuvieron lugar en medio de la ofensiva lanzada hace dos semanas por Rusia en la región de Járkov, en el noreste de Ucrania, que Kiev aseguró el viernes haber detenido.
Entre reiterados llamados de Ucrania para que los países occidentales aceleren los suministros de armas, su ministro de Finanzas, Sergui Marchenko, asistió por la mañana a una sesión del G7 dedicada a la ayuda a su país.
Sin embargo, los ministros no acordaron una cantidad concreta ni un mecanismo para ayudar financieramente a Ucrania con los intereses generados por los 300.000 millones de euros de activos del Banco Central de Rusia congelados por el G7 y Europa.
Dichos activos se encuentran sobre todo en la UE, ya que 185.000 millones de euros fueron congelados por Euroclear, un organismo internacional de depósito de fondos con sede en Bélgica.
«Ha habido avances», se congratuló el sábado el ministro italiano de Economía, Giancarlo Giorgetti, señalando no obstante que aún quedan «importantes cuestiones técnicas y jurídicas» por resolver.
– Primer paso –
Los países de la Unión Europea dieron un primer paso a principios de mayo con un acuerdo para embargar los intereses generados por los activos congelados de Rusia con el fin de armar a Ucrania.
Estos serían de entre 2.500 y 3.000 millones de euros anuales (2.700 y 3.250 millones de dólares).
Estados Unidos quiere ir más allá y presiona para que los países del G7 aprueben un préstamo de unos 50.000 millones de dólares garantizados por los intereses generados en el futuro por estos activos rusos inmovilizados.
Sin embargo, un acuerdo para un monto tan elevado, con cuestiones para clarificar como el reparto del riesgo entre Estados Unidos y Europa o quién emitiría la deuda, se antoja improbable.
Los titulares de Finanzas del Grupo de los Siete reiteraron que los activos soberanos de Rusia «permanecerán congelados hasta que Rusia pague por los daños que ha causado a Ucrania», por lo que se prevé que sigan generando beneficios durante un largo tiempo.
– Incrementar las sanciones –
La idea de la administración estadounidense de Joe Biden es garantizar también una ayuda duradera a Ucrania ante un eventual regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tras las presidenciales de noviembre.
Estados Unidos propuso en febrero que los países del G7 incautaran simplemente el total de activos rusos congelados, pero luego renunciaron ante las reticencias de sus aliados por la creación de un peligroso precedente jurídico y las posibles represalias de Moscú.
Pero recurrir únicamente a los beneficios generados por estos activos también puede provocar una respuesta de Rusia, advierte Jean-Paule Castagno, abogada especializada en derecho internacional del gabinete Orrick.
«Dado que Rusia considera el uso de los intereses de los activos inmovilizados en Europa como un ‘robo’, es muy probable que responda contra grupos occidentales todavía presentes en su territorio», dice a la AFP.
De hecho, el presidente ruso, Vladimir Putin, ya ha movido ficha y el jueves firmó un decreto que autoriza la confiscación de activos pertenecientes a Estados Unidos o a personas asociadas a ese país.
Además de avanzar en la cuestión de los activos rusos, los ministros del G7 afirmaron el sábado estar «decididos a incrementar» las sanciones económicas a Moscú, en particular «apuntando a sus ingresos energéticos».