Hace unos años el teletrabajo estaba viviendo su auténtico culmen a consecuencia de la pandemia por COVID-19. Pero tras el paso de este virus las empresas han cambiado sus posturas al obligar a sus empleados a regresar a la oficina y abandonar el teletrabajo.
Pero los empleados que no están de acuerdo con este cambio de políticas están optando por rebelarse y acogerse al llamado ‘coffe badging’.
La traducción de esta práctica laboral podría ser «fichar para un café» que se fundamenta en ser una venganza contra los empresarios que obligan a sus trabajadores a volver a la oficina. Y es que el método pasa por el empleado que hace acto de presencia en su empresa y ficha con su tarjeta de identificación. pero en lugar de trabajar, se toma un café, charla con los compañeros y acaba teletrabajando el resto de la jornada.
El ‘Coffe badging’ es una práctica habitual en empresas
Esta práctica que pretende contentar a los superiores pero que finalmente desencadena que se vaya a teletrabajar, igualmente está siendo realmente popular. Así lo mostraba una encuesta realizada por la empresa Owl Labs.
Indica José Alberto Lizana que esta encuesta se realizó sobre una muestra de 2.000 trabajadores en una empresa de videoconferencias online y obteniendo como resultado que el 58% de los empleados habían optado en alguna ocasión por ficha solo para hacer acto de presencia.
Pero no se queda en este porcentaje. Un 8% de los trabajadores reconoce que nunca ha hecho esta práctica pero que se la ha pasado en algún momento por la mente. De esta manera, se estaría optando por un modelo híbrido dentro de la compañía al optar por acudir a la oficina durante un rato y luego desaparecer para el resto del día.
Hasta hace poco eran muchos los motivos que había para acudir a la oficina con preferencia. Grandes compañías como Google han destacado siempre por contar con instalaciones como mesas de ping pong, desayunos gratuitos o toboganes. Pero ahora los trabajadores han encontrado las bondades del teletrabajo y la posibilidad que abren como el hecho de tener conciliación familiar.
Esta situación obviamente no es agradable para ninguna gran compañía que se han empeñado en la presencialidad. Es por ello que apuntan ya a métodos más robustos a la hora de controlar la presencialidad. Además, también obligan a estar tres días en semana dentro de la oficina, lo que dificulta también el hecho de realizar esta práctica.
