En la víspera del Día de los Difuntos, los capitaleños que desde tempranas horas de este martes empezaron a llegar a los cementerios, encontraron un deprimente panorama de suciedad, robos, atracos y saqueos de tumbas.



Un recorrido por los cementerios de la Máximo Gómez, Cristo Redentor y Cristo Salvador evidencia el descuido en que las autoridades mantienen esos campos santos.

La yerba y la basura arropan las tumbas y los pasillos de los cementerios y es casi imposible que las personas puedan desplazarse con facilidad en su interior.



Algunos visitantes consultados opinaron que las autoridades municipales correspondientes debieron realizar operativos de limpiezas que convirtieron esos lugares en transitables.

En el cementerio de la Máximo Gómez hasta la iglesia presenta un estado deprimente, debido al deterioro de la pintura y algunas áreas exteriores.

Paradójicamente, el cementerio de Cristo Rey, ubicado en uno de los sectores más pobres de la Capital y donde las personas enterradas son de origen humilde, permanece limpio, aunque muchos nichos se encuentran deteriorados.

La falta de seguridad en los cementerios es evidente.

Las puertas de la mayoría de los nichos permanecen sin candados porque los ladrones los roban para usar los metales que poseen.

En muchos casos, también se roban las puertas para venderlas.

Las tumbas son violentadas para robar las pertenencias de valor de los difuntos.

La gente llega con temor y no permanece mucho tiempo en las tumbas por temor a ser atracados.

Santos Farías, uno de los albañiles que laboran en el cementerio de la Máximo Gómez, considera alarmante la cantidad de robos y atracos que ocurren en el lugar, a plena luz del día.

“Nadie hace ni dice nada sobre esa situación que aleja del cementerio a los visitantes. Si la gente no viene nosotros no trabajarmos”, asegura.

“Hace falta vigilancia, mucha vigilancia aquí”, insistió.

La situación ocurre a pesar de que miembros las familias más prestantes de la ciudad están enterrados en esos lugares.

De su lado, los vendedores de flores y velones afirman que las ventas bajaron significativamente, debido a que los precios de esos artículos se han disparado.

“Las ventas están lentas. La gente dice que las flores están caras”, afirma la comerciante Aurelia Campusano.
Fuente:ElNacional