BUENOS AIRES. Una viuda de 43 años se instaló durante varios días en la bóveda donde está sepultado su marido en el cementerio de la localidad argentina de 2 de Mayo (noreste), y la equipó con una cama, internet, televisión y música, informó este jueves a la AFP el comisario del distrito.



Ante denuncias de los vecinos, una comisión policial «constató que Adriana Villarreal había refaccionado el nicho donde está el féretro de su marido, donde tenía radio, PC, equipo de música, una silla, una cocinita», dijo Gustavo Braganza, jefe policial de 2 de Mayo, una localidad de 18.000 habitantes ubicada en la provincia de Misiones (1.500 km al noreste de Buenos Aires).

Braganza relató que Villarreal atendió «en pijama» a los policías e inspectores municipales que fueron hasta el camposanto «San Lázaro» para labrar un acta y añadió que «a simple vista, se dejaba ver el féretro y se ve el cuerpo embalsamado» del marido, Sergio Yede, fallecido en 2010 a los 28 años.



Yede, oriundo de 2 de Mayo pero residente en la provincia de Buenos Aires (centro-este) donde había instalado una pizzería, murió «en circunstancias confusas, algunos dicen que jugando a la ruleta rusa», señaló el jefe policial vía telefónica.

Según el portal www.misionesonline.net, la viuda aseguró que no tiene miedo de dormir al lado del ataúd de su marido porque, dijo, «los muertos no hacen nada, los que hacen son los vivos».

«Cuando se ama mucho a uno hombre, una puede hacer ese tipo de cosas. Mi marido se merece eso y mucho más, era una persona muy buena, todo lo que puedo hacer por él es poco», dijo la mujer, quien radica en la provincia de Buenos Aires.

El comisario dijo que la mujer les relató que iba al lugar «tres veces al año y pasaba tres o cuatro noches y cocinaba algo» en el nicho del camposanto, a la vez que estacionaba su automóvil en un camino interno del cementerio.

Braganza relató además que, «según averiguaciones, el día que se hizo el velorio de Yede (en 2 de Mayo), su esposa organizó un agasajo con música, bebidas y cohetes» de pirotecnia.
«Yo no soy profesional, pero alguien que duerme al lado de un cadáver no debe estar muy bien», dijo el oficial.