Una lámina de plástico de cinco centavos de dólar puede ser la clave para que pequeños productores bananeros de América Latina accedan más fácilmente a uno de los mercados más exigentes del mundo.



«Si un banano tiene un rasguño o una mancha puede ser que lo acepten en el Caribe pero ya no está apto para el mercado europeo», dijo a BBC Mundo Joaquín Díaz, consultor de la FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, para el Programa del Banano en República Dominicana.

Cientos de pequeños productores dominicanos están siendo entrenados por la FAO en una técnica que permite proteger la fruta de daño por roce. El mecanismo, conocido como «cuello de monja», consiste en una lámina liviana de espuma de poliuretano que se coloca en torno a cada mano de banano, según explicó Díaz a BBC Mundo.



«Cada mata tiene un racimo y un racimo tiene en promedio nueve manos de plátano. De esas se desecha la que está debajo porque no es productiva para exportación y en las seis más importantes se pone el cuello de monja para separar una mano de otra».

La técnica ha venido siendo usada durante años en República Dominicana por productores de extensiones mayores, así como también en Costa Rica y Ecuador. Pero la FAO busca que el mecanismo esté disponible para la gran mayoría de los agricultores.

«Aquí el 70% de los productores son muy pequeños, con menos de tres hectáreas. Con la FAO distribuimos 700 mil cuellos de monja a más de 700 productores. Sabemos que es una técnica que da resultado», señaló Díaz.

Banano orgánico

Se estima que el 30% de la fruta en las fincas de banano de pequeños productores puede ser rechazada por diversas razones, según Díaz, y una de ellas es el mal manejo del racimo.

«Con el cuello de monja se disminuye el porcentaje de rechazo entre un 20 y 30%», explicó el consultor de la FAO.

El costo por unidad de cada lámina, cinco centavos de dólar, puede parecer mínimo, pero dadas las cantidades requeridas para cubrir hectáreas la cifra puede ser prohibitiva para muchos agricultores.

El programa de la FAO está dirigido a pequeños productores de banano orgánico, una fruta que es especialmente apreciada entre los consumidores europeos.

«El acceso a Estados Unidos ha disminuido mucho por la competencia de grandes compañías y además el consumidor allí quiere bananos grandes y todavía no está tan concientizado como el europeo sobre el banano orgánico. La variedad que exportamos se llama gran enano, es más pequeña y muy dulce y en Europa tiene mucha aceptación».

Fuente BBCMUNDO