Un cartel en un restaurante en Pekín que prohíbe la entrada a «los japoneses, los filipinos, los vietnamitas y los perros» provoca indignación en las comunidades respectivas.

Las naciones mencionadas en la señal son aquellas con las que China se encuentra en conflicto territorial. Con Filipinas y Vietnam China tiene una disputa duradera sobre las islas Spratly, en el mar de la China Meridional, mientras Japón reclama los derechos a las islas Senkaku, que China llama islas Daiyou y considera de su propiedad.



Las fotos, publicadas primero en Facebook, han arrasado en internet y han sido publicadas en foros y en la prensa. El periódico gubernamental de Vietnam ‘Tuoi Tre’ indicó que el cartel, que «ha encendido la ira en internet», es un ejemplo de «nacionalismo extremo que debe ser condenado». «Es racismo explícito», tuiteó Veronica Pedrosa, una famosa periodista filipina.

Algunos chinos se expresan a favor del propietario y otros muchos lo condenan, diciendo que ha logrado deshonrar a los chinos más que a los extranjeros. Por su parte, el dueño del restaurante destaca que la iniciativa fue suya, representa su propia postura y que ningún oficial se lo exigió.



Destaca Actualidad RT que el cartel recuerda a los anuncios del tipo ‘No Dogs and Chinese Allowed’ (Se prohíbe la entrada a los chinos y los perros) que supuestamente existían durante la colonización británica en China. Aunque esto fue usado por la propaganda comunista y apareció en la película de Bruce Lee ‘Fists of Fury’ filmada en 1972, muchos historiadores creen que en realidad nunca existió.

El dueño del restaurante antijaponeses y antiperros quita el cartel

La intensa atención de los medios de todo el mundo y la polémica que ha suscitado el cartel rohibiendo la entrada de los «japoneses, filipinos, vietnamitas y los perros» a un restaurante chino ha forzado al dueño del establecimiento a retirar el cartel, aunque sigue insistiendo en que con su iniciativa expresaba su opinión y no va a pedir perdón a nadie.

Según el restaurador chino, la decisión tanto de poner el letrero como de retirarlo, la ha tomado por su propia voluntad y ninguna autoridad le ha obligado a hacer ninguna de las