PARïS. La compra de una pizza podría marcar la historia de las finanzas. En mayo de 2010, un programador llamado Laszlo pedía en un foro de internet que alguien le hiciera llegar este producto a cambio de 10.000 bitcoins, una moneda virtual experimental lanzada en 2009 y cuyo vertiginoso ascenso podría estar provocado por el deseo de inversores rusos y chipriotas de poner a salvo su dinero.

Bitcoin



«Sin anchoas ni otros aderezos extravagantes», precisaba el pedido de Laszlo. En la cotización del bitcoin en aquella época, su pedido equivalía a unos 41 dólares. Hoy, su pizza costaría 1,4 millones de dólares.

El viernes, esta moneda cibernética se cotizaba en torno a los 135 dólares — después de que rozara los 147 dólares a principios de semana. Un aumento exponencial si tomamos en cuenta que en febrero el bitcoin se podía cambiar por 20 dólares.



Algunos analistas sostienen que el asombroso ascenso de esta moneda, conocida desde hace poco tiempo, podría haber sido causado por el deseo de inversionistas rusos y chipriotas de poner a salvo sus euros cuando estalló la crisis financiera en Chipre.

Otros, expresan sus preocupaciones ante lo que estiman es el nacimiento de una nueva burbuja financiera que pronto podría conocer la misma suerte que otras burbujas de internet: estallar fatalmente.

«Es algo totalmente irracional», dijo a AFP Yannick Naud, gestor de valores de la compañía Glendevon King Asset Management, con sede en Londres. Cada vez más clientes preguntan sobre los bitcoins, pero «es imposible asignar un valor racional» a esta moneda, estimó.

El bitcoin fue concebido en 2009 a raíz de la crisis financiera mundial por un informático bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto, que quería crear una moneda que no dependiera de ningún banco central o institución financiera.

Esta moneda electrónica, creada a partir de complejos códigos informáticos generados automáticamente en ordenadores o en dispositivos móviles, puede ser creada -en teoría- por cualquier usuario.

Pero la cantidad de bitcoins en circulación no puede sobrepasar los 21 millones.

Una vez creados, los bitcoins son almacenados en el disco duro del computador del propietario y pueden ser entonces intercambiados con terceros.

Sin embargo, existen riesgos. En junio 2011, piratas informáticos vaciaron las «billeteras virtuales» de personas que poseían esta moneda.

A pesar de esto, varias empresas y pequeños negocios aceptan bitcoins como medio de pago para servicios de todo tipo y algunos sonados casos han puesto a esta moneda en el centro de las conversaciones en la web.

Un estadounidense afirma haber vendido su Porsche por 300 bitcoins y un canadiense puso su casa en venta en esta misma moneda.

Robert Walker, un diseñador digital de Londres afirma haber comprado cerca de 200 bitcoins desde finales de 2011, seducido por la naturaleza descentralizada de esta moneda que no depende de la confianza de ningún emisor central.

La inversión de Walker se eleva a unos 900 dólares, pero en el curso actual del bitcoin, se podría llevar 27.000 dolares.

«Por el momento, no es un monto que cambiaría mi vida, pero podría cambiarla si espero unos cinco años», estima Walker.

Sin embargo, para Yannick Naud, el valor de esta moneda virtual ha alcanzado niveles insostenibles.

AFP