LONDRES. Al dar a luz a un «bebé real», Catalina va a volver a ser una vez más blanco de las inevitables comparaciones con Diana, la madre del príncipe Guillermo, cuya sombra le persigue incluso 16 años después de su muerte.

Desde su compromiso con el primogénito del príncipe Carlos y la princesa Diana, la joven ha sido objeto de todo tipo de paralelismos más o menos halagadores con la «Princesa del pueblo», que continúa ocupando un lugar especial en el corazón de los británicos.



Kate

Un editorialista llegó a calificarla un día de «subDiana», en referencia al aura de la madre de Guillermo, conocida por su glamurosa elegancia, su franqueza y su compromiso en favor de las personas en dificultades.



Al regalarle por su compromiso el anillo de su madre, con el fin de «reunirlas», el propio Guillermo favoreció estas incesantes comparaciones.

En muchos aspectos, además, Catalina sigue ya los pasos de Diana.

Como ella, visita a los niños enfermos en los hospitales, donde su naturalidad y su bondad son alabadas. Como ella, respalda asociaciones implicadas en la lucha contra las adicciones. Como ella también, se ha convertido en un ícono de moda y la ropa que luce se agota en las tiendas a las pocas horas.

Ambas tuvieron que hacer frente a la curiosidad insaciable de la prensa y a las interminables especulaciones para saber si estaban embarazadas.

Y la discreción y la moderación de Catalina reflejan sin duda en parte las lecciones aprendidas de la vida tumultuosa Diana, perseguida durante años por los fotógrafos y trágicamente fallecida en un accidente de tráfico, acosada por paparazzi.

Pero si hay un ámbito en el que Catalina, al igual que Guillermo, espera seguir los pasos de Diana, es en la relación muy cercana que tenía con sus hijos, a cien leguas de la estricta educación que imperó durante mucho tiempo en la familia real británica.

Diana «sin ninguna duda rompió moldes: se llevó a Guillermo con ella en sus viajes, hizo lo posible para estar por la noche en casa para meter a sus hijos en la cama», recordó su ex secretario personal, Patrick Jephson.

«Cuando estábamos en el extranjero, se aseguraba de estar en el buen huso horario en un lugar donde pudiera llamarles por teléfono. Siempre estaban en su corazón, allá donde estuviera. Y creo que será lo mismo con Catalina», agregó en una entrevista con la AFP.

Diana se esforzó por dar a sus hijos un atisbo de la «vida de verdad», fuera del caparazón real, una preocupación que comparten los duques de Cambridge.

Como Diana, Catalina dará a luz en el hospital St Mary de Londres, el mismo donde nació Guillermo en 1982 rompiendo con la tradición de los nacimientos en las residencias reales.

La joven pareja se instalará antes de fin de año en un lujoso apartamento en el palacio de Kensington, la antigua residencia de Diana, que ha sido renovado para la ocasión.

Pero después será probablemente muy diferente: casada muy joven, poco preparada para la presión mediática, Diana se salió rápidamente del camino que le habían trazado, mostró al mundo y a sus hijos sus desavenencias con el príncipe Carlos y transformo la vida de la familia real en una verdadera telenovela.

Unida en matrimonio a los 29 años después de haber vivido con Guillermo, Catalina sabe perfectamente donde va y parece decidida a cumplir con el papel que se le ha asignado.

Sus primeros pasos en la escena pública se han llevado a cabo sin tropiezos.

«Ya hemos podido ver que tenía naturalmente muchas de las cualidades indispensables para los miembros de la familia real», subrayó Jephson.

AFP