NUEVA YORK. «¿Me puede mostrar su documento?»: el vendedor de cigarrillos escanea el documento de identidad de su joven cliente y verifica su edad, antes de extenderle un paquete de cigarrillos. Desde ayer, en Nueva York se necesita tener 21 años para comprar tabaco.
«Por debajo de los 21, no hay tabaco», advierte un pequeño cartel a la entrada del comercio «Bouverie Iconic Magazine», que vende diarios, bombones, café y pasteles en el barrio de Nolita. Y no hay manera de hacer trampa. El documento de identidad es sometido a un escáner, y sin documento de identidad no hay manera de conseguir cigarrillos.
La medida por la que la edad mínima legal para hacerse de tabaco se aumenta de 18 a 21 años es la primera de este tipo en una gran ciudad de Estados Unidos. Adoptada el 19 de noviembre por el exalcalde Michael Bloomberg, recién comenzó a regir seis meses más tarde.
Nataleigh Kohn, de 23 años, no se resiste a los controles del vendedor. «Es una buena cosa», dice, «impide que los alumnos de Secundaria comiencen a fumar».
Thomas Wall, un exfumador de 24 años que labora en el dominio de la arquitectura, es de la misma opinión y se dice satisfecho de que la medida abarque también a los cigarrillos electrónicos, en los cuales afirma no confiar «para nada». «Esto va a desalentar a cierto número de jóvenes», sostiene, aunque advierte que aquellos estudiantes de Secundaria que lo deseen encontrarán de todas maneras «otra forma» de procurarse cigarrillos. «Sucederá como con las leyes sobre el alcohol: pedirán a alguien más viejo que compre por ellos».
– Legislación draconiana –
Muhammad Arisur Khaman, expendedor de cigarrillos, se queja, aunque no demasiado. «Los jóvenes protestan, me preguntan por qué no les vendo y les respondo que la ley así lo determina», señala.
«Se trata de una decisión bien fundada», comenta Pat Bonadies, una profesora que pasea junto a su grupo de alumnos por Union Square. Según dice, «los jóvenes están expuestos a tantas cosas. Cuando yo era joven, los adolescentes fumaban mucho más en los restaurantes y en los lugares públicos. E incluso las amigas de mi madre que estaban embarazadas fumaban».
La legislación antitabaco de Nueva York es draconiana: además del aumento de la edad mínima para comprar cigarrillos, prohíbe fumar en bares y restaurantes, parques y plazas e incluso en las playas de la ciudad. Las mismas limitaciones afectan desde el 29 de abril a los cigarrillos electrónicos.
También algunos edificios residenciales prohíben fumar.
Los impuestos al tabaco son además más altos en Nueva York que en cualquier otra parte de Estados Unidos: 5,85 dólares por paquete, lo que lleva el precio de un paquete de cigarrillos a cerca de 12 dólares, con un mínimo de 10,50.
Según estadísticas oficiales de la ciudad, entre 2002 y 2011 los fumadores adultos pasaron de 21,5% a 14,8%. El porcentaje de jóvenes fumadores, en cambio, no ha variado desde 2007: 8,5%.
La nueva ley obedece justamente a la voluntad de la autoridades de bajar el consumo de tabaco entre los jóvenes. La meta, a largo plazo, es lograr que el porcentaje de fumadores entre las personas de 18 a 20 años se reduzca en 55%. Nueva York aspira así a constituirse en un ejemplo en este tema para todo el país.
AFP