SANTA BARBARA, Honduras.- El 14 de diciembre próximo, María José Alvarado, elegida para representar a Honduras en el concurso de belleza Miss Mundo, tenía que decir un discurso como parte de ese certamen. Con anticipación, la modelo ya lo había preparado. Antes de ser asesinada y enterrada junto a su hermana, pretendía desmitificar los peligros de su país.

«Mi país no es como lo pintan», era el principal mensaje que Alvarado iba a pronunciar en Londres, adonde tenía previsto llegar ayer, para participar de los eventos previos al concurso.



En su discurso, que aún no estaba del todo terminado, Alvarado iba a resaltar el calor humano de los hondureños, el espíritu luchador de los ciudadanos y las riquezas naturales que posee Honduras, según indica el diario local La Prensa.

La modelo, y aspirante a diplomática, de 19 años también iba a invitar a los asistentes al evento para visitar las zonas turísticas del país.



«Y es que con tan solo 19 años, esta jovencita soñaba con una nación segura, con oportunidades de empleo y en la que los sueños se pudiesen hacer realidad», subraya la nota de La Prensa.

El organizador del concurso de belleza hondureño, Eduardo Zablah, dijo que el país no enviaría una sustituta a Londres.

Honduras, donde operan diversas bandas narcotraficantes y del crimen organizado, registra la tasa más alta de homicidios del mundo, 90,4 por cada 100.000 habitantes en 2012, según Naciones Unidas.

Según un informe de Naciones Unidas, los asesinatos de mujeres y niñas en Honduras aumentaron un 263% entre 2005 y 2013. El país tiene la tasa de homicidios más alta del mundo para un país que no está en guerra, con una estimación de entre 90 y 95 por cada 100.000 personas.

El Centro para los Derechos de las Mujeres, con sede en la capital hondureña, Tegucigalpa, emitió un comunicado condenando los asesinatos y señaló que 328 mujeres fueron asesinadas en este país centroamericano en lo que va de año.

«El caso de María José y Sofía deja en evidencia la situación de violencia femicida generalizada y la inexistente respuesta del Estado de Honduras para prevenir, investigar y sancionar los femicidios», indicó el comunicado.

El funeral

Los hondureños, sin reponerse aún de la conmoción, participan hoy del funeral de María José Alvarado y su hermana Sofía Trinidad, mientras las autoridades anunciaron más capturas de supuestos implicados en el doble asesinato.

Bajo una carpa blanca instalada en la calle frente a su casa, los familiares, acompañados de amigos y el pueblo en general de la ciudad de Santa Bárbara, 200 kilómetros al noroeste de la capital, velaron desde la madrugada los restos de las jóvenes.

Durante la noche, los cuerpos de María José y su hermana de 23 años fueron sometidos a autopsias en Medicina Forense de Tegucigalpa, tras ser rescatados ayer de la orilla de un río donde habían sido semienterrados.

Las jóvenes habían sido dadas por desaparecidas el pasado 13 de noviembre, después de asistir a la fiesta de cumpleaños del novio de Sofía Trinidad, Plutarco Ruiz, en un balneario cercano a la ciudad de Santa Bárbara.

Ruiz, quien se encuentra bajo arresto junto con su amigo Aris Maldonado, es el principal acusado por el doble homicidio. Según las investigaciones, las dos jóvenes fueron asesinadas la misma noche de su rapto.

En las últimas horas fueron detenidos también el dueño del balneario, Ventura Díaz, y su esposa, como «posibles cómplices» del crimen, indicó el portavoz policial José Coello.

«Mediante los interrogatorios se está viendo si hay más implicados», dijo el oficial.

El principal sospechoso

Claudio Cecilio Muñoz, tío de las jóvenes, dijo que Ruiz había ido a la modesta casa de la familia, situada junto a una carretera de tierra, el día después de la desaparición para invitarles a comer, y que regresó varios días para ayudar con la búsqueda. Describió a Ruiz no como a un novio, sino alguien que estaba cortejando a su sobrina.

«No pusimos la denuncia el viernes porque esperábamos una llamada de rescate de secuestro pidiendo dinero, el sábado fuimos la mamá y yo a poner la denuncia y el asesino vino con nosotros», dijo.

Ruiz guió a los investigadores hasta el lugar donde él y su supuesto cómplice enterraron a las hermanas en Santa Bárbara, unos 400 kilómetros al oeste de Tegucigalpa.

La madre de las jóvenes, Teresa Muñoz, dijo a Televicentro que sus hijas eran confiadas e inocentes. «No eran muy astutas para analizar a la gente a su alrededor. Sólo eran amistosas», dijo Muñoz. «Salían con gente a la que no conocían desde hacía mucho tiempo».

AFP