Santo Domingo, República Dominicana. El francés Nicolás Pisapia, condenado a 20 años de cárcel por narcotráfico, aseguró este martes que no pretende huir del país, como lo hicieron dos pilotos franceses sentenciados a igual pena por el mismo caso.

Nicolas Pisapia



«Yo quiero salir limpio de todo esto; por eso yo voy a luchar hasta el final aquí», dijo a la AFP por teléfono Pisapia, radicado en la zona turística de Bávaro, 205 km al este de Santo Domingo.

El francés, de 40 años, sostuvo que no estaba enterado de los planes de los pilotos Pascal Fauret y Bruno Odos, quienes huyeron a Francia el pasado fin de semana y han dicho estar dispuestos a declarar ante la justicia francesa.



«No sé nada de eso, yo no puedo decir nada de eso», manifestó Pisapia.

Recordó que interpuso ante los tribunales una apelación a la condena emitida el pasado 14 de agosto, y dijo que espera junto a su abogado que le fijen fecha de audiencia para enfrentar su situación por la vía judicial.

Pisapia dijo desconocer si, tras la fuga de los pilotos, el Ministerio Público pedirá a los tribunales que le varíen la medida preventiva de libertad con impedimento de salida que les concedieron a la espera de que se resolviera el proceso de apelación.

«Yo no sé cómo las autoridades van a reaccionar, pero yo estoy tranquilo aquí, siempre voy a Santo Domingo para firmar (ante un juez). Yo estoy aquí y tengo mi apelación, no me quiero ir de aquí. Yo tengo que salir de aquí con la ley y probar mi inocencia», aseguró.

Bávaro está próximo a Punta Cana, en cuyo aeropuerto fueron apresados la noche del 19 de marzo de 2013 los dos pilotos, el pasajero Pisapia y el contratista del vuelo, Alain Castany -quien también está en Dominicana-, luego de que las autoridades encontraron 680 kilos de cocaína en el avión Falcon 50 en el que se disponían a viajar a Francia.

El procurador general de República Dominicana, Francisco Domínguez Brito, anunció este martes que el gobierno pedirá una orden de captura internacional contra los dos pilotos para «que asuman su responsabilidad en el país».

El gobierno francés, que había calificado las penas de «muy severas», negó cualquier implicación en la fuga.