Ciudad del Vaticano, Santa Sede. El papa Francisco deploró el domingo la filtración de documentos que revelan los despilfarros de algunos cardenales pero aseguró que nada detendrá sus reformas dentro de la Iglesia.

«Quiero asegurarles que este triste hecho ciertamente no me desvía del trabajo de reforma que estamos llevando adelante, con mis colaboradores y con el apoyo de todos ustedes», dijo el papa a los fieles reunidos en la plaza San Pedro tras la plegaria del Ángelus.



papa Francisco

El pontífice se expresó por primera vez sobre este escándalo desde el arresto el fin de semana pasado de un prelado español y de una asesora en comunicación, sospechosos de ser responsables de la filtración.



Estos documentos sirvieron de material a dos libros que revelan las profundas resistencias dentro del Vaticano frente a las reformas que impulsa el papa argentino.

«Sé que muchos de ustedes se han sentido turbados por las noticias que circularon en días pasados a propósito de documentos reservados de la Santa Sede que fueron sustraídos y publicados», dijo a los fieles. «Robar aquellos documentos es un delito, es un acto deplorable que no ayuda», afirmó.

«Yo mismo había pedido que se hiciera ese estudio y mis colaboradores y yo ya conocíamos bien aquellos documentos», agregó.

Esta declaración parece ser una respuesta al autor de uno de los dos libros, Gianluigi Nuzzi, que dijo que «revelar secretos sólo puede servir a quien quiere la transparencia, el objetivo número uno del papa».

El predecesor de Francisco, Benedicto XVI, renunció en febrero de 2013 desalentado, según muchos vaticanistas, por la magnitud del trabajo de reforma de la Curia y debilitado por la filtración de su correspondencia privada.

El nuevo escándalo fue rápidamente bautizado por la prensa «Vatileaks 2», aunque difiere mucho de la primera «entrega».

Este caso no afecta directamente al papa aunque fue él quien nombró a las dos personas detenidas, el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda y a la laica italiana Francesca Immacolata Chaouqui.

Francisco «se enfrenta a las fuertes resistencias de la vieja guardia y la reforma estructural que quería acometer es mucho más lenta y difícil de lo previsto», dijo recientemente a la AFP uno de sus colaboradores.