¿Los belgas están perdiendo su reputación de campeones de la cerveza? Bélgica ha marcado su historia pero, en un sector marcado por el auge de la fabricación artesanal, afronta una competencia internacional que rompe sin complejos con las tradiciones.

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«Bélgica sigue siendo una referencia», estima Thomas Costenoble, organizador de la Brussels Beer Challenge (BBC), aunque en algunas categorías de cerveza «ya no son tan eficaces en términos de calidad».

Una cerveza de tipo Indian Pale Ale (IPA), elaborada en Seattle (noreste de Estados Unidos) se impuso en la edición de 2015 de esta competición internacional, que reconoce la revelación del año. Por primera vez, Bélgica cedía la parte alta del podio.



Este reino europeo no se resigna, sin embargo, a recuperar su honor perdido. En la edición de este año, que tuvo lugar el pasado fin de semana, Bélgica fue de nuevo el país con más participantes, un total de 240 de las 1.250 cervezas procedentes de 36 naciones diferentes.

Estados Unidos presentó por su parte 210 aspirantes, al igual que Italia. La decisión de los 80 miembros del jurado se conocerá el 21 de noviembre.

Estados Unidos, innovador 

«Estados Unidos y Reino Unido siguen siendo, sin lugar a dudas, los precursores en términos de innovación en la cerveza. Una innovación de una gran calidad», señala por su parte la británica Melissa Cole, miembro del jurado desde los inicios de esta competición.

La edición de este año se produce en un momento de auge de las microcervecerías, cuya producción apuesta por la calidad en detrimento de la cantidad. Estados Unidos encabeza este aumento al pasar de 1.596 a 4.225 entre 2009 y 2015.

Aunque Bélgica ha registrado asimismo un alza de 127 a 199, según cifras de Brussels Beer Challenge, su evolución es menor respecto a sus vecinos: Holanda pasó de 117 a 401 y Francia, de 332 a 663.

El número de cervecerías triplicó también en Italia (de 256 a 914) y dobló en Reino Unido (de 745 a 1.424).

Para Cole, Francia e Italia, dos países con una gran tradición vinícola, no están sin embargo tan avanzadas. «Tienen excelentes cervecerías, pero son minoritarias. Muchas de las cervezas deben producirse y embotellarse mejor».

Bélgica, ‘siempre única’ 

«Bélgica será siempre única», reconoció Melissa Cole, quien destacó la protección geográfica de la que gozan las tradicionales cervezas de fermentación espontánea, conocidas como «lambics» y producidas tanto en Bruselas como en sus alrededores.

Aunque el país no puede «dormirse en los laureles», añade, máxime cuando el consumidor de cerveza ha evolucionado hacia un perfil más cosmopolita, abierto a diferentes sabores, pero también consciente del impacto del alcohol en la salud y en los accidentes de tráfico.

Los belgas se adaptan y ya se han puesto manos a la obra con la cerveza del momento, la IPA, fresca, menos dulce y más amarga.

«Una cerveza con un alto nivel de lúpulo, una pesadilla para los viejos consumidores y para la industria», asegura Lorenzo Dabove, catador profesional oriundo de Italia.

Su país es uno de los más dinámicos en el mercado, al lanzarse en la «revolución de la cerveza artesanal» desde 1996, destaca este apasionado. El «Made in Italy» son cervezas con ingredientes locales, como el trigo o los frutos.

Algunos cerveceros italianos consiguen exportar hasta el 70% de su producción, convirtiéndose en serio competidores de los belgas.