A parte del móvil… cuando una sociedad queda en shock ante la noticia de un horrendo crimen- como el confesado por la dominicana Ana Julia Quezada en España- siempre surgen las preguntas sobre cuál o cuáles desequilibrios mentales puede padecer una persona para llegar a tales extremos.

La conducta de Ana Julia es digna de un estudio: la asesina confesa de Gabriel Cruz, un niño de apenas ocho años, hijo de su pareja, Ángel David, actuaba “con dos caras”.



Por un lado, se mostraba “cariñosa y dulce”, “genuinamente latina”, como destaca un reportaje del periódico español El Mundo. Por otro, lo que ha salido a la luz pública ahora.

Este mismo diario detalla que dos días antes de ser detenida, se aisló de la familia de su pareja. Dejó el protagonismo que había tenido. Parecería que sabía que todos estaban al tanto de lo que había hecho.



Dos días después, sucedería el macabro hallazgo: el cuerpo del niño, desnudo, con apenas los calzoncillos, en el baúl de su carro. La actuación magistral había llegado a su fin. Fue detenida luego de que las autoridades le dieran seguimiento, debido a que estaba dentro de los sospechosos como señala Hoy Digital.
Qué se dice de ella. Manipuladora, egocéntrica y fría fueron algunos de los calificativos emitidos por la Guardia Civil Española para referirse a la imputada.

Sobre su llegada a España, se sabe que fue en 1995. Para ese entonces, se dice que trabajaba en un burdel, lugar de donde fue “rescatada” por un camionero que se enamoró de ella.

Sus 22 años en la Madre Patria se han visto envueltos en una serie de acontecimientos. Muerte de su hija de “manera accidental”, relaciones de parejas por interés, incidentes con dinero falso y ahora el asesinato de su hijastro, a quien ella misma dijo que vestía, alimentaba y cuidaba.

Posible patología. Para estudiar la personalidad de Ana Julia Quezada fue consultado el psicólogo clínico Luis Vergés, quien explicó que no es ético hacer valoraciones concluyentes sobre una persona que no ha evaluado. Pero que en casos tan sonoros lleva a revisar las teorías criminológicas.

El psicólogo señala que las conductas criminales no surgen en el momento. Más bien se van formando a lo largo de la vida del individuo.
“Cuando se habla de conductas criminales tenemos que irnos a dos tipos de factores que están categorizados en acontecimientos distales, que significa factores que vienen de atrás, de la misma infancia”, explica Vergés.

El especialista detalla que en el caso de la imputada, habría que ver qué tipo de cosas, de los llamados acontecimientos del pasado afectaron esa personalidad en formación y entiende que hay posibilidades de que padezca trastornos de personalidad. Ella podría padecer trastorno antisocial de personalidad, pero esto habría que confirmarlo o negarlo.

Características. El especialista de la conducta humana explica que las personas que padecen este trastorno no tienen paciencia: son personas que tienden a la impulsividad, la imposición y al chantaje para conseguir lo que se proponen.

“Cuando se llega al crimen, por lo regular antecede una historia donde se van devaluando los factores sociales que alimentan la posibilidad de que el individuo respete normas y reglas”, indica.

Vergés asegura que este tipo de persona tiene un debilitamiento en la esfera moral, la cual es la dimensión del ser humano que tiene que ver con el cumplimiento de reglas y aceptación de normas.

“Cuando una persona infringe ciertas normas, siente remordimiento, en cambio, estas personas no sienten este sentimiento. De ahí que se tornen peligrosas, ya que no sentirán remordimiento cuando hagan sufrir a otros” advierte.

Además, son impulsivos. Tienden a tener una pobreza de juicio tan grande que en muchas ocasiones no tienen una diferencia entre el estímulo y la respuesta, por lo que ante cualquier provocación responden con agresión. Son intolerantes a cualquier cosa que le provoque sufrimiento o dolor, bien sea porque ya lo han padecido o porque entiendan que provocando dolor a otros olvidarán su propio dolor.

Recalca que es importante señalar que cuando se habla de estas condiciones no necesariamente la persona tiene comprometida su capacidad para diferenciar lo que es el bien del mal. “Este tipo de persona sabe discernir el bien del mal y sabe lo que está haciendo”.

Familias reestructuradas. El psicólogo habló además de la importancia de conocer los antecedentes de la persona a la hora de establecer vínculos tan cercanos como una relación de pareja.

Señaló que por lo general, este tipo de persona suele dar señales previas de su comportamiento, por lo que considera importante prestar atención a los cambios bruscos de la persona.

Dijo que a la hora de formar una familia donde hay hijos de relaciones pasadas, se deben establecer reglas claras de como va a ser la dinámica familiar. Así mismo exhortó a los padres a no delegar sus responsabilidades en su nueva pareja.