El primer ministro de Haití, Jack Guy Lafontant, pidió «paciencia» a la población este sábado, tras las protestas contra el aumento de los precios de carburantes que estallaron la víspera y dejaron al menos un muerto en la capital.

«Les pido paciencia porque nuestra administración tiene una visión, un programa claro», dijo el jefe del gobierno en una conferencia difundida por la televisión estatal.



«No destruyan, porque cada vez este Haití se empobrece más (…) El país está en construcción pero si cada vez lo destruimos, nos quedaremos siempre atrás», añadió.

En los barrios más acomodados de la ciudad, una gran parte de los escaparates de los comercios y los vidrios de los automóviles estacionados en las calles fueron destrozados a pedradas por los encolerizados manifestantes.



Las protestas estallaron el viernes en Puerto Príncipe tras el anuncio del gobierno haitiano de una fuerte alza de las tarifas de los carburantes, una medida que se enmarca en el acuerdo firmado en febrero con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los manifestantes protestan por la decisión del gobierno de aumentar el precio de la gasolina en 38%, el del diésel en 47% y el del kerosene en 51%.

El sábado por la mañana, las principales arterias de la capital permanecían bloqueadas por barricadas. Varias compañías aéreas, entre ellas American Airlines y Air France, anularon sus viajes por ahora y al menos un avión fue redirigido hacia Pointe-à-Pitre, en Guadalupe.

El viernes, al menos una persona murió tras un incidente con un grupo de manifestantes. La víctima fue linchada al intentar forzar su pasaje en una barricada. El cuerpo del hombre, un oficial asignado a la seguridad de un dirigente de un partido de oposición, fue luego incinerado en medio de la calzada.

El director de la policía nacional, Michel-Ange Gédéon, lamentó la muerte del agente e hizo un llamamiento a la calma. «Entendemos su derecho a protestar, a reivindicar, pero no entendemos la violencia». También denunció que se incendiaron al menos dos comisarías así como varios automóviles policiales.

– Alza insoportable –

El nuevo marco de referencia entre el FMI y Haití, firmado en febrero, implicaba el cese de la subvención pública de los productos petroleros, fuente frecuente del déficit de las cuentas públicas.

Este aumento es considerado insoportable por la mayoría de la población de Haití, un país que enfrenta una pobreza extrema, un desempleo masivo y una inflación superior a 13% por tercer año consecutivo.

El gobierno intenta convencer a los ciudadanos de que está obligado a revisar los precios de productos petroleros y para ello toma precauciones en la elección del vocabulario.

«No hablamos de aumento sino más bien de poner los carburantes al precio que deben estar», dijo el primer ministro en su mensaje televisivo.

«De 2010 a 2018, Haití subvencionó los carburantes por una suma de 50.000 millones de gourdes, es decir mil millones de dólares. Este dinero nos habría permitido construir muchos kilómetros de ruta (…) muchos salones de clase (…),. muchos centros de salud», explicó Lafontant.

El gobierno defiende la disminución de estas subvenciones públicas porque según asegura privilegiaban injustamente la economía de los ciudadanos de la vecina República Dominicana, que cruzan la frontera en busca de precios más baratos de combustible.

«Como consecuencia de esos subsidios, el consumo diario de productos petroleros había llegado a alrededor de 20.000 barriles, cuando nuestro consumo habitual es de 14.000 o 15.000 barriles», explicó el viernes el ministro de Economía y Finanzas, Jude Alix Patrick Salomon.

Ello suponía «una subvención diaria de entre 5.000 y 6.000 barriles para el otro lado de la frontera, lo cual resulta muy pesado para nuestra economía», dijo.

Desde el anuncio del aumento de precios, las estaciones de servicio de las principales ciudades del país suspendieron la distribución de carburantes.

En las últimas semanas ya se habían producido en Haití varias manifestaciones de protesta ante la posibilidad de un alza del precio de los combustibles.