Cuando tenemos una relación con alguien que amamos queremos expresarle todo lo que hay en nuestro corazón y no callarnos. Nos agrada que esa persona sepa cuánto le amamos y lo que significa para nosotros. A la vez, necesitamos oír de sus labios que nos ama y cuan importantes somos para su vida. Es como estar en el Cielo, donde todo es hermoso y el tiempo no pasa. Estas experiencias muchos las han tenido en lo natural, pero son pocos los que han podido tenerlas con el Padre Celestial.

Queremos que sea Él quien nos hable, que nos exprese Su amor; y nosotros mantenernos en silencio, sin decir palabras. Pero eso no es lo que Dios quiere; Él necesita una comunicación de doble vía y que correspondamos de la misma manera.



Es sencillo. Solamente tenemos que proponérnoslo, quitando todos los paradigmas que nos hemos creado y que no nos permiten fluir libremente, robándonos la bendición de poder decirle “¡Te amo!”.

Por la pastora Montserrat Bogaert/ Iglesia Monte de Dios