La Palabra de Dios dice que las pruebas son una oportunidad para desarrollar paciencia y sabiduría, por lo que debemos enfrentarlas con gozo (Stg 1.2-4). Pero, ¿valen la pena? ¿Vale la pena pasar por todo el dolor, la aflicción y la lucha para dejar que Dios haga su obra en nuestra vida?

La respuesta es sí, porque su plan es bendecir a sus hijos. Pero los pasos en el camino hacia esa bendición pueden ser una carga, por lo que es importante que estemos conscientes de que Él tiene una buena razón para permitir la adversidad. Siete verdades le ayudarán a regocijarse, incluso en medio de las dificultades. Sepa que las pruebas…



Están bajo el control de Dios; Él limita su duración e intensidad.

Tienen un propósito y no se soportan en vano.



Son para nuestro bien.

Pueden fortalecer nuestra fe y desarrollar nuestra semejanza a Cristo.

Son una oportunidad para demostrar perseverancia bajo la presión.

Fomentan nuestra dependencia de Dios.

No son para que las enfrentemos solos; Dios nos acompañará todo el camino. Y por su gracia y poder, saldremos victoriosos.

Recuerde que Dios es nuestro Padre celestial compasivo. Él nos ama demasiado como para ceder a nuestras quejas cuando haya algo asombroso que quiera hacer en nuestra vida. Y espera que cuando la dificultad haya pasado y estemos donde quiere que estemos, reconozcamos la bendición y digamos: “¡Gracias, amado Dios, por no haber hecho lo que quería que hicieras!”

Fuente encontacto.org