Washington, Estados Unidos. El número de migrantes que cruzan ilegalmente a Estados Unidos siguió incrementándose en diciembre por tercer mes consecutivo, con más de 50.000 personas detenidas, y el número de familias se disparó, según informó este miércoles la oficina de aduanas y protección fronteriza (CBP).

Con el gobierno estadounidense en pleno cierre parcial provocado por la demanda del presidente Donald Trump al Congreso de fondos para construir un muro en la frontera con México, la CBJ dijo haber detenido un total de 50.753 personas que habían entrado ilegalmente en el país en diciembre.



Otras 10.029 personas fueron impedidas de entrar por los puntos oficiales de control fronterizo porque no tenían la documentación requerida.



El total fue aproximadamente el mismo que en octubre, cuando los migrantes se dispararon en comparación con principios de año, pero por debajo de los 62.456 que fueron detenidos y bloqueados en la frontera en noviembre.

Las cifras de los últimos tres meses son las más elevadas desde un breve aumento repentino que hubo en 2014.

Las personas que llegan en familia representan más de la mitad del total. En diciembre un récord de 27.518 que cruzaron en familia fueron detenidas, y la cifra de niños que viajan solos se mantuvo elevada, en 4.766 durante el mes.

De acuerdo con la CBP, el 96% de las familias procedían de los países pobres del llamado Triángulo Norte de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador. La mayoría de ellos busca asilo, y aluden a la pobreza y a la violencia generalizada de sus países.

En el pasado las detenciones de indocumentados concernían sobre todo a hombres mexicanos que emigraban solos en busca de trabajo y que podían ser reenviados fácilmente de vuelta a sus casas.

Sin embargo, ahora las familias que llegan de América Central a menudo disponen de una demanda de asilo, lo que impide su expulsión hasta que no se estudie su caso.

El conjunto de la clase política estadounidense reconoce que, a falta de medios suficientes para acoger a esas familias y tratar sus casos, existe una «crisis humanitaria en la frontera».

Trump, por su parte, alude además a una crisis «de seguridad», y asegura que criminales y terroristas se esconden en ese flujo de migrantes.