Estamos acostumbrados a que los médicos sean quienes velen por nuestro buen estado de salud, pero se presentan situaciones en las que el facultativo debe guardar su bata blanca y convertirse en el paciente. Esto ocurrió en julio de 2014 con el reconocido médico dominicano William Jana Tactuk, quien se convirtió en una de las primeras personas en llegar a los Estados Unidos afectado por chikungunya, un virus que se transmite por la picadura de mosquitos como el Aedes aegypti y el Aedes albopictus.

El Dr. Jana, quien es especialista en medicina interna, cardiología y reumatología, jamás se imaginó que una enfermedad como esta le iba a afectar. “En sólo 60 días yo había recibido 87 pacientes afectados con esta condición, por lo que conversé con un funcionario de nuestro país sobre el manejo de chikungunya y la necesidad de fumigación nacional; 7 días después caí con chikungunya y en 48 horas estaba prácticamente inconsciente”, explicó.



Chikungunya, neumonía bilateral, embolismo pulmonar, insuficiencia renal aguda, deshidratación, sarcopenia, y un edema que deformaba todos los parámetros de su piel y que había que manejar como si fuera una quemadura de segundo o tercer grado, fueron las condiciones que el Dr. Jana atravesó y que le llevaron a la unidad de Emergencias de Cleveland Clinic Florida.



Audrey Esther Jana, hija del Dr. Jana, tomó la iniciativa de tratar su estado delicado en Estados Unidos. “Decidimos trasladarlo a Cleveland Clinic donde él fuera sólo un paciente y no un médico reconocido, allá veíamos mayores expectativas, así que contactamos a un médico amigo de la familia, el gastroenterólogo Ronnie Pimentel, y con él coordinamos para que nos recibieran.

El Dr. Jana cuenta que a su llegada los doctores le asistieron y lo trasladaron a cuidados intensivos. “Fue un proceso muy complicado, porque yo fui una de las primeras personas que llegaba con esta condición a territorio estadounidense y muchos de los médicos no podían ni siquiera pronunciar el nombre de la Chikungunya. Además, había muchos órganos afectados”.

Acerca de su internamiento en Estados Unidos dice que en términos generales hay casos excepcionales donde te adoptan como un hijo y se encargan de ti plenamente. “Yo tuve esa buena suerte. La atención que recibí en Cleveland Clinic fue excelente, personalizada, profesional y casi exclusiva”, indica el galeno.

El Dr. Jana quien tenía 75 años cuando atravesó esta difícil situación de salud, cuenta que ya conocía a Cleveland Clinic, porque desde el 1963 hasta el 1967 fue becario de medicina y traumatología en Cleveland Clinic Foundation. “Ya conocíamos muy bien el buen desempeño de Cleveland Clinic, y estoy orgullosísimo de haber pasado esos años allá”, sostuvo.

Durante su tratamiento y recuperación, el Dr. Jana sostiene que tanto su esposa Wendy Cuevas como sus hijos William Alberto y Audrey Esther jugaron un papel extraordinario en su vida.

“Siento una gran satisfacción por la atención que recibí de todo el equipo de Cleveland Clinic, a quienes siempre les diré gracias del alma por haber dedicado tanto tiempo y conocimiento a mi persona”.

El Dr. Jana señala como herramientas indispensables de su mejoría: mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucha colaboración y la fe en Dios fueron los elementos más importantes de mi recuperación.

“La mayoría de la gente entiende que si tú eres médico vas a ser un reaccionario, que impondrá su criterio sobre el de los otros, pero en mi caso y en muchos otros que conozco el médico es muy buen paciente”, sostiene el Dr. Jana, médico en ejercicio y quien tiene 80 años de edad y goza de buen estado de salud.

Según relata, además de visitas regulares a Cleveland Clinic, su seguimiento médico actual lo hace a través de “My Chart”, una herramienta de administración de salud en línea que conecta a los pacientes de Cleveland Clinic a su propio récord médico electrónico, lo que le permite ver los resultados de las pruebas, enviar mensajes a su médico, o programar citas.

En el 2016, el Dr. Jana volvió a caer en una condición de salud y regresó a la misma Unidad de cuidados intensivos de Cleveland Clinic y a la misma habitación. Audrey Esther Jana cuenta: “las personas nos decían que si estas coincidencias no nos daba temor, pero nuestra respuesta era que si salió bien la primera vez, no tenemos por qué dudar que saldría bién en esa nueva ocasión”.

“Valoramos mucho el hecho de que nos permitieran estar dentro de la sala de cuidados intensivos junto a mi papá, siempre con todas las medidas de precaución necesarias. Salimos muy contentos con el trato que recibimos en Cleveland Clinic”, indicó Audrey Esther.