El discernimiento espiritual es una capacidad sobrenatural, que requiere un poder sobrenatural. Con nuestras fuerzas, solo podemos confiar en lo que vemos, escuchamos, sentimos y sabemos, para tomar decisiones y evaluar las circunstancias y las relaciones. Pero cuando el Espíritu Santo viene a vivir en nosotros, Él abre nuestro entendimiento. Nos muestra asuntos que nunca podríamos resolver solos.

La Biblia es una fuente de discernimiento espiritual, pero sin el poder de interpretación del Espíritu, leerla sería un esfuerzo académico. Es el Espíritu Santo quien toma las palabras de la Biblia y las hace vivir en el corazón del creyente. Él sabe cómo aplicar la Palabra de Dios a nuestra necesidad exacta en el momento adecuado. Usted quizás haya descubierto que esto es cierto: un pasaje que había leído muchas veces no le había llamado la atención antes, pero cuando necesita un mensaje en particular, esos conocidos versículos saltan de la página a su corazón y transforman sus pensamientos.



Esa es la obra del Espíritu: su tarea es abrir nuestro entendimiento “para que entendamos lo que por su gracia [Dios] nos ha concedido” (1 Co 2.12). El Señor no está tratando de ocultarnos sus pensamientos. Más bien, quiere que sepamos cómo piensa, para que podamos actuar con sabiduría.

Entonces, ¿qué debemos hacer si luchamos para entender las Sagradas Escrituras? El Señor quiere que le busquemos y pidamos sabiduría para comprender. Esto requiere inversión de tiempo en el estudio de la Biblia y en la oración. Y recuerde que cuanto más rendidos estemos al Espíritu, más capaces seremos de escuchar su voz.



Fuente Encontacto.org