La ONU llamó a la calma en Haití, un país sacudido desde hace más de un año por manifestaciones esporádicas contra la corrupción y la crisis política.

«Alentamos a todos los actores a abstenerse de la violencia, respetar los derechos humanos y permitir el funcionamiento normal de los hospitales y servicios de emergencia, así como la tarea de los trabajadores humanitarios que ayudan a las poblaciones más vulnerables», dijo el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric durante su rueda de prensa diaria.



Una nueva manifestación está prevista para el viernes con el fin de exigir la renuncia del presidente haitiano Jovenel Moise, implicado en varios escándalos de corrupción. El mandatario llamó recientemente a una «tregua histórica», pero su pedido no surtió efecto.

A solicitud de República Dominicana, que comparte con Haití la isla de La Española, en el Caribe, el Consejo de Seguridad celebró este jueves una reunión a puerta cerrada sobre la crisis haitiana.



«La situación es muy preocupante en el terreno», comentó un diplomático. «Las autoridades no están a la altura del desafío», dijo otra fuente.

El 15 de octubre, la ONU finalizará oficialmente su misión policial Minujusth en Haití, que todavía tenía mil policías, y la reemplazará con una misión de asistencia política.

Haití es uno de los países más pobres de las Américas. De su población de cerca de 11 millones de habitantes, 3/5 viven por debajo de la línea de pobreza, con menos de dos dólares por día.