Con la única intención de mantener a salvo la frágil pantalla de su flamante Samsung Galaxy S10, Lisa Neilson decidió hacer lo que la mayoría de usuarios de un smartphone hemos hecho en alguna ocasión: comprar un protector de pantalla para su móvil. Lo que no imaginaba, es que esta inocente decisión iba a derivar poco después en un riesgo para su seguridad.

Así se recoge en The Sun, donde la protagonista de esta historia cuenta que, tras haber colocado una lámina protectora para la pantalla de su Galaxy S10, cualquier huella podía llegar a desbloquear su dispositivo al primer intento, de modo que, en palabras de la afectada, “cualquiera podría acceder a las aplicaciones de tipo financiero y trasferir fondos”.



Tras descubrir que incluso su marido fue capaz de desbloquear el terminal con su huella dactilar –a pesar de, evidentemente, no estar registrada en el teléfono–, y sin saber que el causante de este problema era el accesorio que había comprado en eBay días atrás por 2,70 libras, Lisa decidió ponerse en contacto con el soporte técnico de Samsung. Tras investigar el problema, la compañía determinó que podría tratarse de una vulnerabilidad en el sistema:

“El hombre de servicio al cliente tomó el control del teléfono de forma remota y entró en todas las configuraciones y finalmente admitió que parecía una brecha de seguridad.”