Un empresario ruso, cercano a Vladimir Putin y sancionado por Washington por su papel en la injerencia de Moscú en la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos, anunció el martes que reclamará 50.000 millones de dólares en compensación.
Evgueni Prigojin está acusado de estar detrás de la agencia de búsqueda en internet, instalada en Rusia y sospechosa de haber iniciado diversas campañas de desestabilización o de propaganda en las redes sociales, incluida la relativa a las elecciones estadounidenses de 2016.
Prigojin y su compañía, Concord, fueron acusados en Estados Unidos, pero la justicia de dicho país decidió el lunes retirar los cargos por miedo que se «demuestre públicamente» en el juicio que las acusaciones de Washington eran falsas, según el empresario ruso.
«Considero que el juicio entre Concord y el gobierno estadounidense no terminó. En este momento, se está preparando un juicio por persecución ilegal», declaró el empresario en un comunicado, añadiendo que reclamaría 50.000 millones de dólares por compensación financiera.
En un comunicado, el departamento de Justicia de Estados Unidos explicó que «el enjuiciamiento de Concord, una empresa rusa ausente en Estados Unidos y que no puede ser objeto de una pena significativa en caso de condena, no favorece ni los intereses de la justicia ni la seguridad de la nación».
Según los medios de comunicación estadounidenses, Concord utilizó este juicio para acceder a los elementos del expediente, poniendo potencialmente en peligro fuentes del gobierno de Estados Unidos en este explosivo asunto y justificando la paralización de las actuaciones.
Evgueni Prigojin fue inculpado junto con otros doce rusos y tres entidades (entre ellas Concord) en febrero de 2018 por injerencia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, tras una larga investigación del fiscal especial encargado de este caso, Robert Mueller.
Prigojin también está acusado de estar vinculado al opaco grupo de mercenarios Wagner, cuyos hombres sirven principalmente como refuerzos del ejército ruso en Siria y Libia, y también están presentes en varios países de África, según la prensa rusa e internacional.