Algo muy difícil de entender es cómo encontrar gozo en el sufrimiento. No obstante, sabemos que se puede hallar, porque Santiago nos dice: “Considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas” (Stg 1.2). Y Pedro afirma: “Alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo” (1 P 4.13 NVI). Es más, con respecto a la persecución, Cristo dijo: “Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo” (Mt 5.12 NVI). Pero ¿cómo se logra?

El apóstol Pablo ofrece una pista en Filipenses, donde habla de “participar en [los] sufrimientos [del Señor Jesús]” (Fil 3.10 NVI). En esta parte de la carta, el objetivo del apóstol es conocer a Cristo y experimentar esto a fondo. Si el Señor sintió dolor y experimentó quebrantos, ¿podemos, entonces, conocerlo de verdad ignorando tales atributos?



Cuando vemos las adversidades como ventanas al corazón de nuestro Salvador, nuestra perspectiva cambia; el sufrimiento comienza a sentirse más como una oportunidad que como una calamidad. Nos da acceso a una comunión íntima con el Señor Jesús, que solo se produce a través de un sufrimiento compartido.

¿Está luchando con alguna prueba? Mi oración por usted es que tenga fuerzas, de modo que pueda conocer aún más quién es el Señor Jesús.



Fuente Encontacto.org