El duro trato a los pandilleros encarcelados y la determinación de retener a quienes violen la cuarentena por la pandemia del coronavirus, le han granjeado al presidente salvadoreño, Nayib Bukele, aplausos dentro del país y una ola de repudio y críticas en el exterior.

El contraste se hizo evidente desde abril, cuando ataques de las temidas pandillas dejaron 50 muertos en un fin de semana, según las autoridades.



En respuesta, Bukele ordenó un estado de emergencia en media docena de penales donde guardan prisión pandilleros, endureciendo sus condiciones de reclusión.

Las imágenes de los pandilleros amontonados y sometidos en las cárceles generaron duros cuestionamientos internacionales al mandatario, tildado de «autoritario» y «dictador en ciernes» por medios de prensa y defensores de derechos humanos.



«El presidente es cuestionado fuera del país por lo que hace, pero hay que notar algo, la realidad que viven a diario los salvadoreños no es la misma que se genera fuera de las fronteras», consideró el analista y académico Dagoberto Gutiérrez.

«La realidad del diario vivir en las calles es otro mundo, real y duro, y es ahí en donde está el apoyo del que se nutre el presidente», añadió.

Para Gutiérrez, esa «dicotomía Bukele» surge en las redes sociales, que «son otro mundo complicado con el que lidiar» y en el que «muchos quieren imponer».

El mandatario enfrenta cuestionamientos también por su política de confinamiento forzoso de quienes violan la cuarentena impuesta para contener la COVID-19.

Su decisión de ignorar resoluciones de la Corte Suprema de Justicia en contra de la retención de personas en los llamados «centros de contención» es citada como ejemplo de sus tendencias autoritarias.

Bukele gozaba de alto respaldo popular en encuestas realizadas antes de la pandemia, pero no se han divulgado sondeos posteriores a las medidas de contención.

– «Tiene su estilo» –

Para el analista político Carlos Araujo, las acciones del gobierno con los pandilleros en las cárceles «rayan con lo inhumano».

No obstante, muchos ciudadanos apoyan cómo Bukele ha actuado contra el coronavirus y las pandillas en las prisiones y en la calle, en donde autorizó el uso de la fuerza letal para combatirlas.

Raúl Edgardo Mendoza, chofer de autobuses de 39 años, dijo a la AFP que «Bukele tiene su estilo de gobernar, no se deja manipular y eso no les gusta a los políticos» tradicionales.

Igual opinión tiene Soraya Palacios, de 26 años, una empleada de supermercado que consideró que «está bien lo que se ha hecho». «Somos los ciudadanos los obligados a obedecer lo que diga el gobierno, si no esto del coronavirus nos acaba y con la violencia es lo mismo».

En El Salvador, las pandillas tienen unos 70.000 miembros, más de 17.000 de ellos encarcelados, y siembran el terror en las ciudades, donde se dedican a la extorsión, el narcotráfico y el sicariato.

– Potencial «dictador millenial» –

Pero en el exterior las medidas son vistas con otros ojos.

La orden de Bukele de mezclar a los miembros de las pandillas rivales en las celdas de las prisiones es como «un preludio para alentarlos a matarse entre ellos», señaló en Twitter el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth.

La misma organización cuestionó el uso de los «centros de contención» para retener a la fuerza a quienes violan la cuarentena contra la pandemia. La Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet, también se pronunció contra esa medida.

El periódico costarricense La Nación señaló, en tanto, en un editorial, que el mandatario salvadoreño ha puesto de «excusa» el coronavirus para «su arremetida antidemocrática».

Pero en una reciente cadena nacional de radio y televisión, Bukele reafirmó que el ciudadano que rompa la cuarentena sin causa justificada será llevado a un centro de contención.

Para el diario estadounidense The Washington Post «el principal interés del presidente populista no es proteger a los salvadoreños de la enfermedad, sino consolidar su poder a expensas de la frágil democracia del país».

La revista británica The Economist sugirió en tanto que Bukele «podría querer convertirse en el primer dictador millenial de América Latina».

En medio del confinamiento, los salvadoreños tienen autorizado salir de sus casas a hacer compras de alimentos, acudir a farmacias o ir al banco dos veces por semana y para ello tienen días específicos definidos por su documento de identidad.

Bukele criticó en Twitter a quienes se oponen a la estricta cuarentena y dijo que «babean por ver cadáveres tirados en las aceras y poder culpar al gobierno».