ParísFrancia. Los casos de covid-19 proliferan en los mataderos de varios países, sin duda debido a la concentración de personas en un lugar cerrado, pero quizás también a las condiciones propias de frío y ventilación, barajan los expertos.

-¿Cuántos casos?

Los cierres de mataderos se multiplicaron en Estados Unidos después de detectar focos de contagio. Cuatro controladores sanitarios murieron de la covid-19.

A finales de abril, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estimaban en casi 5.000 el número de empleados infectados en centros de procesamiento de carne y aves.

También se detectaron casos en plantas de Brasil, España, Australia, Francia y Alemania.

«Hay que investigar este gran número de epidemias en las plantas de tratamiento de carne en todo el mundo», afirma a la AFP la profesora Raina MacIntyre, de la Universidad australiana de Nueva Gales del Sur.

– ¿Se debe a la carne?

Un estudio publicado en 2015 por la revista Infection Ecology & Epidemiology mostró que gran parte de los dromedarios llevados al matadero en Doha eran portadores de otro coronavirus, el MERS-CoV, activo desde 2012. Según los investigadores, estos lugares son «vectores de su circulación y zonas de alto riesgo para la exposición humana».

Pero por ahora no es la pista que privilegian los científicos, sino que se inclinan por relacionar la proliferación de la covid-19 en los mataderos a su modo de funcionamiento.

«No hay una cadena de contagio probada en la carne, la ingestión de carne (…) Estamos ante un contagio entre empleados», aseguró Laurent Habert, director general de una Agencia Regional de Salud en Francia, respecto a un matadero francés con casos positivos.

La Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria concluyó por su parte que «por ahora no hay ninguna prueba científica que muestre que los animales domésticos (de criaderos y compañía) desempeñen un papel» en la difusión del virus.

Esa agencia en principio descarta que sea posible contagiarse comiendo un alimento infectado ya que la cocción desactiva el virus, si bien admite que «la posibilidad de infección de las vías respiratorias durante la masticación no puede ser totalmente excluida».

– ¿A las condiciones de trabajo?

La principal explicación que barajan los expertos es la convivencia de trabajadores en un lugar confinado y la dificultad de aplicar por ello las medidas de distanciamiento social.

«Juntar a muchas personas y hacerlas trabajar durante largos periodos, con muchas ocasiones de transmisión, es susceptible de aumentar el riesgo», declara a la AFP el profesor Archie Clements, epidemiólogo de la Universidad Curtin de Australia.

Paul Auffray, vicepresidente de la Federación Porcina de Francia, asiente a la AFP: «En los mataderos, como en todas las empresas donde hay personal, hay a la fuerza una concentración de personas. Incluso con medidas de prevención, hay más riesgo».

«Como se trata de un trabajo agotador físicamente, esto puede ser un obstáculo para el porte de la mascarilla, puesto que puede resultar incómodo respirar», abunda MacIntyre.

La precariedad de las condiciones de trabajo en algunos países también podría ser una explicación, como en Alemania, donde se recurre masivamente a subcontratistas extranjeros para emplear a inmigrantes de Europa del Este, a quienes se ofrecen medidas de higiene dudosas.

«Estos trabajos son estresantes y los empleados vienen a menudo de categorías donde el tabaquismo y otros modos de vida predisponen a enfermedades respiratorias, por lo que es posible que sea un grupo de mayor riesgo», según Clements, que trabajó además en un matadero.

– ¿Al frío y la ventilación?

Al mismo tiempo, las condiciones laborales en estos lugares «no se diferencian tanto de la industria que implica un trabajo en cadena», afirma a la AFP el doctor Antoine Flahault, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Ginebra.

Por ello, los investigadores añaden otra hipótesis «absolutamente posible», según Flahault: el frío y la humedad necesarios a la conservación de la carne y el circuito de ventilación.

De confirmarse, esto podría corroborar la sospecha de algunos científicos de que el virus puede transmitirse por el aire mediante las gotitas exhaladas por los enfermos y que quedan suspendidas temporalmente.

El trabajo en la industria cárnica «implica tareas físicas que se realizan rápidamente, generando muchos aerosoles en un ambiente frío y cerrado, lo que podría multiplicar el riesgo de transmisión» del virus, según MacIntyre.

«No hemos notado nada significativo sobre que la refrigeración o la climatización tengan un efecto en el contagio», afirma no obstante a la AFP Mathieu Pecqueur, director general del sindicato profesional francés Culture Viande.