América Latina apeló en la ONU a la solidaridad de las mayores potencias para superar la pandemia de covid-19 en la región más desigual del mundo y más castigada por el virus, mediante el acceso a una vacuna libre de patentes y a créditos multilaterales sin intereses.

La región es la que paga el precio más alto del mundo por la crisis sanitaria, con casi nueve millones de contagios y más de 330.000 fallecidos en seis meses, un tercio del total mundial, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales.



«De la pandemia, al igual que de la pobreza, nadie se salva solo», dijo el presidente argentino, Alberto Fernández, al solicitar la ayuda de la comunidad internacional en su discurso ante la Asamblea General de la ONU el martes, que se desarrolla de manera virtual a raíz del virus.

Brasil, Colombia, Perú, México y Argentina figuran entre los 10 países con más contagios en el mundo.



La pandemia provocará en Latinoamérica y el Caribe una caída del PIB de 9,1% este año, y 45 millones de sus habitantes caerán en la pobreza, estima la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

– Vacunas «accesibles para todos» –

Los líderes latinoamericanos están especialmente preocupados por el acceso a una vacuna contra el virus, en medio de una carrera mundial para ver quién es el primero en desarrollarla, patentarla y asegurarse más dosis.

Decenas de vacunas están en investigación en el mundo, pero solo 11 se encuentran en la fase 3 de los ensayos clínicos, cuando miles de personas participan en el estudio.

Los presidentes de Argentina y Perú pidieron en la ONU que la vacuna y el tratamiento contra el virus sean declarados «bienes públicos globales», accesibles para todos.

Chile urgió a las potencias mundiales a dejar «de confrontarse permanentemente» para «liderar la lucha contra esta pandemia y recesión mundial», en referencia tácita a China y Estados Unidos, cada vez más enfrentados y que cruzaron agresivas acusaciones sobre el virus en la ONU.

«En materia sanitaria esto incluye compartir diagnósticos y conocimientos, coordinar cierres y aperturas de fronteras, unir fuerzas para el desarrollo y disponibilidad de una vacuna eficaz y segura, y colaborar con los países más vulnerables», sostuvo en su discurso el presidente chileno Sebastián Piñera.

La OMS impulsa desde fines de mayo una plataforma que busca el intercambio voluntario de información, conocimiento y propiedad intelectual para que las pruebas y tratamientos contra el covid-19 «sean accesibles para todos, en todo lugar», recordó en la ONU el presidente costarricense Carlos Alvarado, que llamó a más países a unirse a la iniciativa.

La plataforma, llamada Covax, busca garantizar 2.000 millones de dosis de vacunas para fines de 2021, y cuenta ya con el apoyo de 156 países (14 de América Latina y el Caribe), pero no con el de China o el de Estados Unidos, que anunció su retirada de la OMS y asegura que ésta es controlada por Pekín.

«Solo así podremos tener vacunas y tecnologías libres de patentes, distribuidas de forma justa, con especial atención a los más vulnerables y desprotegidos», dijo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno.

– Créditos: «Nuestra única opción» –

Varios países de la región que no reciben muchos créditos porque son considerados de renta media, como Argentina o Ecuador, o de altos ingresos, como Uruguay, exigieron en la ONU la revisión de estos criterios y ser incluidos en préstamos de organismos multilaterales para enfrentar la pandemia, o incluso en moratorias de deuda.

De los 33 países de la región, 28 son considerados dentro de las categorías de renta media, cuatro de ingresos altos y uno de ingresos bajos (Haití), según la CEPAL.

«Ningún país puede pagar su deuda a costa de que su pueblo quede sin salud, sin educación, sin seguridad o sin capacidad de crecer», sostuvo el presidente de Argentina.

El covid-19 «agravará la pobreza, la inequidad y el desempleo», sostuvo el presidente de Ecuador, que insistió en la necesidad de recibir «apoyo financiero y técnico» multilateral.

Costa Rica impulsó en la ONU la creación de un fondo de apoyo extraordinario de medio trillón de dólares para combatir la crisis económica generada por la pandemia que se financiaría con el 0,7% del PIB de las economías más grandes del mundo y que otorgaría préstamos concesionales a los países en desarrollo, a largo plazo y con tasas fijas, a través de bancos multilaterales de desarrollo.

Este fondo «es nuestra única opción para evitar la desestabilización económica de nuestros países y del sistema financiero global», alertó el presidente costarricense.