El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió a Occidente que «no traspasen la línea roja» con Rusia, en medio de crecientes tensiones.

Estados Unidos y la Unión Europea (UE) llevan semanas denunciando que Rusia ha desplegado decenas de miles de soldados en las fronteras de Ucrania. También critican el encarcelamiento del opositor Alexéi Navalni, en huelga de hambre desde hace tres semanas y que, según sus allegados, estaría moribundo.



«Los organizadores de provocaciones que amenacen nuestra seguridad lo lamentarán como nunca tuvieron que lamentar cualquier cosa», recalcó en su discurso anual sobre el estado de la nación.

«Espero que nadie tenga la idea de traspasar una línea roja con Rusia», insistió, prometiendo una respuesta «asimétrica, rápida y dura». 



Su portavoz, Dmitri Peskov, precisó a las agencias de noticias rusas que, con esa «línea», Putin se refería a los intereses de Moscú, a la injerencia en la política interna y a cualquier declaración «insultante» para el país.

Rusia ha sido objeto de sanciones occidentales a causa del conflicto en Ucrania, la represión de la oposición y acusaciones de ciberataques, espionaje e injerencias electorales. Y cada vez, Moscú ha respondido.

Pero el único asunto internacional que Putin abordó fue el del «intento de golpe de Estado y de asesinato del presidente de Bielorrusia», revelado el pasado fin de semana por los servicios de seguridad de ambos países.

Putin denunció el silencio occidental ante ese caso, un día antes de reunirse en Moscú con su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko, un dirigente muy criticado en Occidente por la brutal represión con la que atajó un movimiento de protesta en agosto de 2020.

 

– Covid-19, crisis y elecciones –

 

La crisis económica y sanitaria provocada por el covid-19 ocupó buena parte del discurso del presidente ruso.

Putin prometió más ayudas para las familias y frenar la subida de precios de los alimentos, a unos meses de las elecciones legislativas.

«Lo más importante ahora es garantizar el crecimiento de los ingresos de los ciudadanos», declaró. El poder adquisitivo de los rusos está en declive desde hace años, a consecuencia de las sanciones internacionales y, ahora también, de la pandemia.

Vladimir Putin continúa gozando de una gran popularidad pero su partido, con fama de corrupto, no tanto. El barómetro del instituto Levada de marzo acreditaba a la formación de Putin, Rusia Unida, un 21% de intención de voto.

Una impopularidad que Navalni pretendía aprovechar en campaña.

En el ámbito sanitario, Putin alabó los logros científicos, donde se desarrollaron tres vacunas anticovid, que permitirán que se alcance «la inmunidad colectiva en el otoño».

 

– Ni una palabra sobre Navalni –

 

Como era de esperar, Putin no dijo ni una palabra sobre la situación de Navalni, encarcelado y en huelga de hambre desde el 31 de marzo para protestar contra sus condiciones de detención.

El opositor fue arrestado en enero, al regresar a Rusia tras cinco meses de convalecencia en un hospital de Alemania por un envenenamiento del que acusa personalmente a Putin. Occidente reclama su liberación.

Sus simpatizantes convocaron manifestaciones en un centenar de ciudades este miércoles a las 19H00 de los nueve husos horarios que abarca el país, con el objetivo de hacerlas coincidir con el día del discurso presidencial.

«Para conseguir elecciones honestas y la liberación de presos políticos, hacen falta centenares, miles, millones de personas en la calle y no una vez, sino tantas como sea necesario», afirmó en YouTube Leonid Volkov, un allegado de Navalni, residente en el extranjero.

Sin embargo, la movilización en las regiones parecía menos importante que en las manifestaciones de enero y febrero, cuando decenas de miles de rusos salieron a la calle. Esas protestas se saldaron con, al menos, 11.000 detenciones.

En Novosibirsk, en Siberia, se manifestaron centenares de personas, según un video del Fondo de Lucha contra la Corrupción de Navalni, al grito de «Putin asesino». En Tomsk, donde el opositor fue envenenado, una pequeña multitud coreaba: «¡Libérenle!».

En Moscú, los manifestantes preveían reunirse a las 16H00 GMT cerca del Kremlin, pero la policía planeó un gran dispositivo para impedirlo.