“Sintiendo mi camino a través de la oscuridad, guiado por un corazón latiendo/ no sé decir dónde terminará el viaje… Me dicen que soy demasiado joven para entenderlo, dicen que estoy atrapado en un sueño/ bueno, la vida me pasará de largo, si no abro bien los ojos… Así que despiértame cuando todo haya terminado”.

Todavía son millones en todo el mundo los que se mueven y cantan sin siquiera pensar en la letra de Wake Me Up, que en diciembre de 2019 pasó a la historia como el tema dance que más alto rankeó en los charts musicales de toda la década. Para entonces hacía un año y ocho meses que Tim Berling, el DJ sueco que conoció la fama mundial como Avicii, se había cortado las venas con los pedazos de una botella de vidrio en un hotel cinco estrellas de Mascat, Omán.



Wake Me Up fue el single principal de su álbum debut, True, y también el leit motiv del video Doodle –las intervenciones en el logo del buscador de Google– con el que será recordado hoy en todo el mundo, cuando cumpliría 32 años. Su suicidio, el 20 de abril de 2018, con apenas 28 y una carrera meteórica, que dejaría otros hits imperecederos, como Hey Brother y Levels, abrió la discusión sobre la enorme presión para un joven que lidiaba con la ansiedad, el alcoholismo y los problemas mentales en un mundo que vivía de fiesta las 24 horas, los 365 días del año.

“Tim no estaba hecho para la máquina de negocios en la que se encontraba, era un tipo sensible que amaba a sus admiradores pero evitaba ser el centro de atención”, fue la primera declaración de la familia del DJ nacido en Estocolmo el 8 de septiembre de 1989.



Avicii al comando de las bandejas. Tenía una fortuna que calcularon entre 25 y 75 millones de dólares, según distintas fuentes

Avicii al comando de las bandejas. Tenía una fortuna que calcularon entre 25 y 75 millones de dólares, según distintas fuentes.

El propio Bergling habla de sí mismo como una bomba de tiempo en el crudo documental Avicii: True Stories, para el que el director Levan Tsikurishvili lo siguió durante cuatro años. “Los shows nunca terminan: mi vida es solo estrés”, dice quien llegó a ser una estrella para ravers de todo el planeta, con multitudinarias e incontables presentaciones en vivo que se sucedían sin descanso.

De la película participan personalidades como David Guetta, Wyclef Jean, Nile Rodgers y Chris Martin, aunque Avicii también llegó a colaborar con Madonna, Carlos Santana, Alexandre Pires y Jon Bon Jovi, entre otros. Brutal, la cámara lo muestra exhausto, ansioso, enfermo; al punto en que él mismo anuncia el final de esas giras: “Van a matarme”.

Había sido víctima de numerosos problemas de salud. Su adicción al alcohol le generó, entre otras cosas, una pancreatitis aguda por la que tuvieron que extirparle la vesícula biliar y el apéndice en 2014. Un año antes se había negado a someterse a esa operación en Australia porque preparaba el exitoso True.

El documental retrata un momento tras la internación de 2014 en la que los médicos le advierten que va a sufrir dolores considerables y su equipo discute cómo seguir con la gira internacional. Mientras lucha con los efectos de la medicación, uno de sus asistentes le pregunta si puede hacer entrevistas telefónicas: necesitan promocionar el próximo show.

En la película, Avicii le cuenta a Tsikurishvili por qué empezó a consumir alcohol: “Si no tomo, me pongo cada vez más nervioso antes de tocar. El alcohol lo frena”. Era un introvertido en una industria donde la vida social y las apariencias eran parte del producto, y combatía a diario con dolores crónicos, ansiedad y una dependencia cada vez más aguda de psicofármacos como el opioide Percocet, que le prescribieron para controlar su adicción al alcohol. “Supongo que saben lo que hacen”, dice en el documental, que de todos modos tiene un final que parece feliz.

Es que, en 2016, el músico despidió a su manager y anunció su retiro; se calcula que, hasta entonces, había hecho por lo menos unos 220 sets globales, incluyendo varios en el estadio Ericsson de Estocolmo, que a partir de hoy llevará su nombre.

Aquel parecía ser el tiempo de tranquilidad que necesitaba: desde una playa paradisíaca y solitaria, le dijo a sus fans que dejaría las presentaciones en vivo y se concentraría en producir en su estudio. “Mi camino ha estado lleno de éxito, pero no exento de sobresaltos. Me he convertido en adulto mientras crecía como artista, he aprendido a conocerme mejor y darme cuenta de que hay muchas cosas que hacer con mi vida”, escribió entonces en su sitio web oficial.

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