Santo Domingo, RD.- El doctor Félix Cruz Jiminián reveló que soñaba ser reverendo desde muy pequeño, pero que sufrió una gran decepción con la iglesia católica al observar la discriminación con la que los sacerdotes trataban a los limpiabotas que se acercaba al seminario donde él se formaba para ser cura.



“Cuando yo llego al seminario en Santiago, vi cosas que no me gustaron, veía que los niños que iban limpiando zapatos, morenitos, descalzos, los curas los mandaban a sacar como si fueran ladrones. Eso a mí no me gustó nunca, eso me hervía la sangre”, narró para Las Exclusivas de José Peguero.

Dijo que la discriminación de los curas hacia niños destechados que se dedicaban al oficio de limpiar zapatos era tan recurrente que, en una ocasión, molestó por la situación, discutió con un padre en el seminario que cursaba en Santiago.



Prosiguió diciendo que tras lo ocurrido vino a la capital a hablar con quién era el cardenal en ese momento: “le digo lo que estaba pasando, él me atendió muy bien, pero me recomendó a que saliera del seminario por un año, aunque me opuse, él era la máxima autoridad sacerdotal, por lo que tuve que salirme del seminario. Tenía en ese entonces como 20 años”.

Tras su salida, cuanta Jiminián que se dispuso a estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con todas las precariedades del mundo, ya que tenía que movilizarse a pies desde Cristo Rey hasta la alta casa de estudios, porque en ocasiones no tenía el pasaje.

Entre sus historias de precariedades en la UASD, el experimentado doctor recuerda que en una ocasión le confeso a su profesor que no podía tomarle el examen porque no tenía con qué comprar el folleto que serviría de soporte para la prueba, pero que el maestro se compadeció de su sinceridad y le dio el dinero.

Rememoró además que sus ingresos económicos eran tan ínfimos que para poder alimentarse tenía que acudir diariamente al comedor de la UASD, demostrando así que la limitación monetaria no debe ser un obstáculo para profesionalizarnos.

Aunque no pudo ser sacerdote como soñó, Cruz Jiminián se definió como un temeroso y servidor de Dios, haciendo la obra divina desde su clínica, ayudando a los más desposeídos.