Todos en algún momento de nuestra vida hemos querido reconocer si alguien nos está mintiendo al darnos un discurso y, aunque a veces podemos llegar a creer que cierta expresión corporal de las personas podría darnos una pista de ello, en realidad esto es un hecho más complejo, sobre todo para aquellos expertos en la mentira.

No obstante, un reciente estudio publicado en la revista International Journal of Psychology & Behavior Analysis parece que ha descubierto la formula secreta para detectar a los mentirosos, un método casi infalible que te describimos aquí.



De acuerdo a Aura Ramírez en el portal Ensedeciencia, mentir no es una acción sencilla, requiere en realidad de un esfuerzo tanto físico como intelectual muy importante; la evidencia científica nos indica que esta acción requiere de una exigencia cognitiva mucho mayor que el decir la verdad, por lo tanto, nuestro cerebro debe mantener una concentración muy fina para lograr el cometido.

En este sentido, a pesar de que hay personas que han desarrollado a su máxima expresión esta habilidad, la demanda de los procesos mentales sigue siendo grande, por lo cual, incluso así se podrían desenmascarar.



De esta manera, los investigadores de psicología de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y Universidad Internacional de Florida (Estados Unidos) conociendo estos antecedentes se propusieron examinar el efecto que tenía el ordenar la realización de otras tareas mientras las personas estaban mintiendo.

Esto basado en el hecho de que se puede aprovechar la exigencia cognitiva que se requiere al mentir imponiendo una carga adicional al realizar otra tarea, que, en teoría, dividiría su atención del individuo y esto resultaría particularmente desafiante para los mentirosos y permitiría detectarlos.

Para comprobar este hecho, en el estudio se llevo a cabo un protocolo en el cual a 164 voluntarios se les asignó de manera aleatoria a un grupo de condición de verdad o mentira, según esto, se les pidió preparar un argumento sobre ciertos temas sociales y enunciar su opinión verdadera o falsa.

Además, cada grupo se dividió posteriormente en tres subgrupos: al primero se le pidió realizar una segunda tarea y se mencionó que esta era muy importante, al segundo solo se le fijo la segunda tarea sin describirle la advertencia de importancia y al último solo debía preocuparse por convencernos con su opinión. La segunda tarea consistía en memorizar un número de siete dígitos que implicaba un esfuerzo extra en la cognición de los individuos.

Posteriores evaluaciones de los resultados indicaron que, en efecto, la realización de una segunda tarea, específicamente cuando se menciona que ésta es importante, evita que las personas puedan concentrarse de manera adecuada para mentir ya que sus procesos mentales deben enfocarse en ambas tareas, lo que provoca que sus argumentos falsos sean mucho menos creíbles y más fáciles de detectar. «La mayoría de las diferencias diagnósticas entre los que dicen la verdad y los que mienten ocurrieron en la plausibilidad, la inmediatez, la franqueza y la claridad», describen los investigadores en su reporte.

De esta manera, es muy importante aclarar que esta “fórmula secreta” funciona de manera adecuada siempre y cuando la segunda tarea a realizar se le dé un importante valor, Aldert Vrij concluye para la Universidad de Portsmouth que «El patrón de resultados sugiere que la introducción de tareas secundarias en una entrevista podría facilitar la detección de mentiras, pero tales tareas deben introducirse con cuidado. Parece que una tarea secundaria solo será efectiva si los contadores de mentiras no la descuidan.

Esto se puede lograr diciéndoles a los entrevistados que la tarea secundaria es importante, como se demostró en este experimento, o introduciendo una tarea secundaria que no se puede descuidar (como agarrar un objeto, sostener un objeto en el aire o conducir un simulador de automóvil). Es poco probable que las tareas secundarias que no cumplan con estos criterios faciliten la detección de mentiras»