El presidente cubano Miguel Díaz-Canel reconoció este miércoles «pasos muy discretos» en el avance de la cooperación con Estados Unidos, en especial en el ámbito migratorio, pese a la persistencia del embargo contra la isla.

«Hemos dado pasos muy discretos dirigidos a encaminar la cooperación bilateral para el cumplimiento de los acuerdos migratorios y también en otras áreas de prioridad entre ambos países», dijo Díaz-Canel al presentar ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el informe de su mandato.



Sin embargo, señaló que «la característica fundamental y definitoria del vínculo bilateral continúa siendo el bloqueo económico», que Washington impone a la isla desde hace seis décadas.

Las autoridades de ambos países retomaron este 2022 conversaciones migratorias en medio de un éxodo de cubanos que preocupa a Washington y La Habana.



Estados Unidos reinició en mayo de manera restringida y paulatina la actividad consular en La Habana, y prometió reanudar a principios de 2023 la tramitación total de visas de inmigrantes, luego de haberla suspendido en 2017 durante la administración de Donald Trump.

Este 2022 cumplió por primera vez en varios años con su compromiso de entregar las 20.000 visas migratorias, previstas en los acuerdos de 1994.

El presidente reconoció la ayuda técnica estadounidense proporcionada en agosto durante el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas y los dos millones de dólares de ayuda ofrecidos por los daños del huracán Ian, que azotó a Cuba en septiembre.»Esa ayuda fue ofrecida sin condicionamientos», destacó.

Pese a esta mejoría, Díaz-Canel acusó a Washington de promover una «abierta política de subversión» e «intentos de desestabilizar» su país.

La administración de Joe Biden mantuvo las 243 medidas adoptadas por Trump en su política de «máxima presión» hacia la isla.

«El Gobierno de Biden ha sido el que ha castigado con más agresividad y eficacia a Cuba en la historia», reiteró de su lado Carlos Fernández de Cossío, vicecanciller y responsable de las relaciones con Washington, en un encuentro académico.

Díaz-Canel, cuyo mandato concluye el próximo año, cuando debe ser reelecto o remplazado por el Parlamento, hizo una rendición de cuentas ante el legislativo.

Reconoció que 2022 fue «un año marcadamente complicado» por el bloqueo de Estados Unidos, la crisis internacional y «nuestra propia impericia y errores».

«Siento una enorme insatisfacción por no haber sido capaz de lograr desde la conducción del país los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad», dijo en tono autocrítico.

Pronosticó que 2023 «debe ser un año mejor, pero lograrlo demanda más que un plan integral, exige sacudir la inercia, desterrar el burocratismo, quitar las trabas y superar la autocomplacencia».