VENEZUELA.- La justicia venezolana condenó a 17 años y dos meses de prisión a Matías Enrique Salazar Moure, alias ‘El gordo Matías’, al hallarlo culpable de violar psicológica y sexualmente a «Morella», una mujer que había sido su pareja en la adolescencia, y a la que mantuvo encerrada durante 31 años.

De acuerdo con el Ministerio Público, Salazar, de 59 años de edad, también fue sentenciado por violencia psicológica contra su hija, de 20 años de edad, y otras dos mujeres de 58 y 44 años, a las que también mantuvo bajo amenaza y privó de libertad en distintas circunstancias.



La prensa local identifica con el seudónimo de «Morella» a una de sus víctimas, por motivos de seguridad.

Los delitos cometidos por Salazar Moure, conocido ahora como ‘El monstruo de Maracay’, fueron descubiertos el 24 de enero de 2020, cuando Morella, que tenía para entonces 49 años, logró escapar del encierro al hallar una llaves dentro del apartamento en el que Matías la mantenía encerrada. El domicilio estaba ubicado en la urbanización Los Mangos de la avenida Constitución de la ciudad de Maracay, estado Aragua, zona central de Venezuela, a más de 100 kilómetros de Caracas.



Tras escapar, la víctima caminó más de dos horas hasta encontrar el Instituto de la Mujer, ya que en su encierro escuchó un programa radial donde mencionaron esa institución estatal. Allí, Morella denunció que Salazar la manipuló cuando era una adolescente y la engañó para que abandonara su hogar en la población de Naguanagua, estado Carabobo.

Matías raptó a Morella en diciembre de 1988, cuando ella tenía 17 años y él 23, luego de mantener una relación de noviazgo de un año. Ambos se encontraron en una terminal de autobuses y, estando allí, el agresor la amenazó y la llevó por la fuerza a un hotel del estado Aragua.

Al poco tiempo, Salazar se la llevó a otro hotel y después la trasladó a varias viviendas, hasta que finalmente la encerró en el apartamento de Los Mangos, donde la víctima pasó los últimos 18 años.
Las agresiones

En el mencionado apartamento, Morella fue amenazada, golpeada y violada un sinfín de veces. Salazar, que no vivía con ella, la visitaba a diario para darle agua y alimentos (un menú que siempre consistía en arroz, huevos o lentejas).

Morella no podía ver la luz del día ni asomarse a las ventanas que, además, se encontraban cubiertas por gruesas cortinas. El lugar tampoco tenía bombillas para lograr que el apartamento permaneciese oscuro al ocultarse el sol. Las pocas veces que los vecinos escucharon ruidos, el hombre aseguró que se trataba de una señora de limpieza.

En dos ocasiones, algún vecino llamó a la policía y los funcionarios acudieron hasta el inmueble donde estaba Morella, pero las amenazas hicieron que ella sintiera temor de confesar lo que realmente ocurría.
Otras víctimas

La Fiscalía detalló que Salazar mantenía manipuladas y alejadas de sus familiares a las otras mujeres, una de ellas vivía en la misma urbanización donde mantuvo oculta a Morella, mientras que otra se encontraba en un sector distinto del estado Aragua.

Tras darse a conocer el caso, vecinos que conocían a Matías denunciaron a través de redes sociales que el hombre tenía a más mujeres secuestradas, y así lo confirmaron las autoridades. Además de Morella, el agresor tenía encerrada a su esposa, a quien privó de libertad durante 32 años dentro de la casa de su madre, Margarita Moure, quien le daba drogas para mantenerla sedada.