Tener una discusión puede causarnos un gran malestar. Estos altercados acaban siempre dejándonos exhaustos, dolidos y sobrepasados, sobre todo si los tenemos con alguien importante para nosotros. Cuando estas situaciones no se gestionan de manera adecuada, pueden acabar causando un daño permanente e irreparable a la relación que tengamos con dicha persona.

Para evitar este tipo de situaciones, Cristina Vila reunió las cinco cosas que no debemos decir cuando estamos discutiendo con alguien a quien queremos, para asegurarnos de que ambos nos sentimos escuchados y apoyados.



  1. Evita insultos y términos negativos
    Cuando nos vemos acorralados por lo que la otra persona argumenta, es fácil recurrir a los insultos o a términos negativos para hacer saber al otro que no es inteligente, atento o consciente de los problemas como nosotros. Debemos evitar este impulso a toda costa.

Criticar a la otra persona le hará sentir mal consigo mismo y pensar que te crees superior a él. Nunca solucionaremos un conflicto pisoteando al otro. Cuando quieras recurrir a los insultos, los expertos recomiendan que te centres y seas claro en tus propios sentimientos y necesidades, porque eso hará que los demás te escuchen y te entiendan.

2. No hagas suposiciones antes de tiempo
No podemos saber por qué el otro se siente como se siente hasta que no lo escuchemos. Por lo tanto, no debemos presuponer de dónde vienen sus sentimientos.



Hacer suposiciones puede hacernos cambiar nuestra actitud hacia la otra persona de forma injusta. Por ejemplo, si se nos mete en la cabeza que nos están mintiendo- aun sin saber si estamos en lo correcto- no trataremos igual al otro y no le daremos legitimidad a sus argumentos.

Para solucionar esto, debemos contarle al otro cuál es nuestra versión del problema o qué pensamos que está pasando, y preguntarle si estamos en lo cierto.

  1. No te pongas a la defensiva
    Por supuesto, puede ser también la otra persona quien nos insulte o haga suposiciones sobre nosotros. No entres en el juego ni te pongas a la defensiva por mucho que quieras.

Es complicado defendernos cuando alguien nos ataca, y todavía es más difícil no hacer lo mismo cuando sentimos que alguien nos critica o nos acusa de algo que no hemos hecho. Pero ponerse a la defensiva solo significa que el conflicto irá a peor y será más difícil de resolver.

Toma las palabras de los demás e intenta comprenderlas. Busca si hay algo en lo que creas que puedan llevar razón o, al menos, entender por qué eso que has hecho les ha molestado. No tienes por qué estar de acuerdo con todo, pero validar sus sentimientos y hacerte responsables de tus acciones, aunque solo sea en parte de ellas, permitirá que el altercado avance de una manera más tranquila y razonable.

  1. No digas que estás bien si no lo estás
    Muchos, tras una conversación difícil y agotadora emocionalmente, podemos decir que hemos cambiado de opinión y ya nos sentimos mejor, aunque no sea verdad. A veces, nos sentimos mejor por acabar la discusión, pero si no la solucionamos por completo, volverá a surgir el problema al cabo de un tiempo.

Los expertos afirman que decir que estás bien cuando no es verdad es comunicación pasivo-agresiva. Lo mejor es decir claramente que estás dolido, el por qué, y lo que necesitas que haga en el futuro.

Comunicándote así, le darás a la otra persona la oportunidad de entenderte por completo. Y, sobre todo, diciéndole cómo puede actuar en el futuro, le das la opción de confirmarte si pueden hacerlo o no, además de explicar su razonamiento. Con esto, la probabilidad de que ambos cambiéis vuestra forma de actuar a mejor crecen.

  1. Si estás demasiado dolido como para actuar de esta forma, no digas nada
    Cuando nos encontramos en mitad de una discusión agitada, el dolor e impotencia que sentimos pueden nublar nuestro razonamiento y no dejar que nos paremos a pensar con claridad antes de decir algo. Si esto ocurre, pausa la conversación.

Puede ser útil tomarte un descanso si estás demasiado molesto o enfadado. Date 20 minutos para respirar, dar un paseo o hacer cualquier cosa que te permita despejar la mente, para así poder volver al debate cuando estés más calmada. Solo así tendrás una conversación productiva que consiga solucionar el conflicto.

Salir victorioso de una discusión no quiere decir que tu argumento gane sobre el de la otra persona. Significa conseguir solucionar un conflicto de forma conjunta de modo que ambos os sintáis respetados, escuchados y queridos.