La escasez de agua en la República Dominicana ha llevado a las autoridades a evaluar posibles soluciones como la construcción de presas sobre los ríos Haina y Ozama, proyectos viejos o procesos de desalación o desalinización, que consisten en eliminar la sal del agua de mar o el agua salobre.

Esta última alternativa, contemplada en el Pacto del Agua, “no está muy lejos”, de acuerdo a lo expresado por el director del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa), Wellington Arnaud, quien informó a Diario Libre los planes de esa entidad de desarrollar un plan piloto de desalación en varias demarcaciones del país.



Isla Saona, Oviedo (Pedernales) y Buen Hombre (Montecristi) son los tres espacios en donde se implementaría este plan piloto, cuya puesta en marcha estaría prevista para inicios del 2024.

La desalación es un proceso que ha sido descrito como costoso. Referente a esto, Arnaud indicó: “Nosotros tenemos un modelo de desalinización que no es tan costoso. Hay dos formas de desalinizar: una es la extracción directa desde el mar, que solamente se aprovecha el 50 % del agua y entonces el tratamiento es más costoso”.



Extraer agua salobre
El otro modelo abarca la construcción de pozos para la extracción de un agua que es salobre “pero no está tan cargada de sal, tú aprovechas el 95 % del agua y el tratamiento es más económico”.

El funcionario agregó que para fines del proyecto que se encuentra en “fase embrionaria”, el Inapa adquirió un código SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública) que implica que un proyecto de inversión pública ha sido formulado y evaluado bajo estándares de calidad establecidos.

Sostuvo que, tras este paso, sigue un proceso de licitación. “No es un tema complejo de buscar agua dulce, el tema de agua salobre es más fácil”, detalló, y manifestó, referente a la inversión, que aún no tienen mayores detalles, sin embargo, prevén menores costos que con el modelo de captación en el mar.

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Infografía
Riesgo ambiental
Consultados sobre si el proyecto presenta algunos desafíos en términos ambientales, José Aybar, director de Supervisión y Fiscalización de la entidad, indicó que ambientalmente no es complicado “porque voy a tener la misma extracción de las aguas subterráneas; voy a bombear hacia el sistema de tratamiento de desalinización y luego esa agua tratada se va a llevar a un depósito regulador”.

Añadió que parte de los estudios implican el manejo que se le dará al agua rechazada o que tiene un alto contenido de sal. Citó que, en Oviedo, por ejemplo, se determinó la realización de pozos que reciban ese líquido.

El personal del Inapa hizo referencia a estudios que han advertido sobre el peligro que representan las plantas de desalinización y su producción de salmuera. Uno de estos estudios fue realizado en 2019 por un organismo de Naciones Unidas que detallaba que las plantas desalinizadoras que operan en el mundo producen un 50 % más de la salmuera estimada, cuyo efecto es importante en el incremento de la temperatura del mar y la reducción del oxígeno en el agua “causando graves daños a la vida acuática”.

Referente a esto, Miguel Bachá, quien funge como asesor del Inapa, indicó que existen procedimientos y que todo puede hacerse bien con la ingeniería sanitaria. “Cuando tú desalinizas, si sacas un metro de agua, puedes sacar medio desalinizada, tienes que devolver el medio que te queda con más sal a un espacio más lejos del punto de extracción, en esa zona tendrás el agua más salada, pero por dilución, luego se integra al mar; eso se estudia bien y se hace correctamente”, indicó.

El funcionario agregó que esta clase de procesos se realizan en países como Chile o Arabia Saudita.