México y Estados Unidos acordaron este jueves redoblar esfuerzos contra el tráfico de fentanilo y la migración ilegal, durante una reunión de seguridad marcada por el sorpresivo anuncio de Washington de ampliar el muro fronterizo.

Advirtiendo que se trata de un «desafío mundial», el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, anunció en rueda de prensa que la lucha contra el fentanilo -que mató a decenas de miles en Estados Unidos en 2022- se enfocará en el rastreo de precursores químicos que se contrabandean desde China.



También apuntará al desmantelamiento de «laboratorios clandestinos» donde, según Washington, cárteles mexicanos elaboran esta droga.

«El fentanilo que estos cárteles producen y trafican es la amenaza de drogas más mortífera que Estados Unidos haya enfrentado jamás», aseguró en la misma conferencia el fiscal general estadounidense, Merrick Garland, quien subrayó que el tráfico de dicha sustancia, así como el de migrantes y de armas, constituyen «retos acuciantes».



Los representantes mexicanos insistieron, no obstante, en que ni el fentanilo ni sus insumos se fabrican en su territorio, pero admitieron que los narcotraficantes compran el opioide para mezclarlo con otros alucinógenos.

Ambos funcionarios estadounidenses agradecieron a México la reciente extradición de Ovidio Guzmán, uno de los herederos de Joaquín «Chapo» Guzmán, acusado de traficar fentanilo. «Es un poderoso símbolo de lo que podemos lograr trabajando juntos», afirmó Garland.

«No será el último», alertó el fiscal, quien ya había anunciado que pedirá la detención y entrega de otros tres hijos del «Chapo», exjefe del Cártel de Sinaloa que purga cadena perpetua en Estados Unidos.

Ese grupo y el Cártel Jalisco Nueva Generación son los más poderosos de México y sus nexos se extienden a varios países.

 

– Ampliación de muro –

 

En el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel, la Marina mexicana propuso crear una «coalición de países» para detener el contrabando de precursores, mientras Washington se comprometió a compartir un «informe mensual del movimiento de armas de fuego» hacia su frontera sur, un reclamo prioritario de México que incluso demandó a armerías estadounidenses por comercio negligente.

La reunión del jueves estuvo marcada por el inesperado anuncio de la Casa Blanca de que ampliará el muro fronterizo para contener la migración de personas indocumentadas, que alcanza cifras récord pese a varias medidas restrictivas.

El nuevo tramo será levantado en el Valle del Río Bravo (Texas), una de las áreas más porosas para la entrada de migrantes, según la resolución publicada este jueves y criticada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

«Es un retroceso porque eso no resuelve el problema, hay que atender las causas (de la migración)», dijo el mandatario a periodistas poco antes de recibir a Blinken.

Pero su par estadounidense, Joe Biden, se justificó explicando que los fondos habían sido asignados para ese fin durante el gobierno de su antecesor, Donald Trump, y que legalmente no podía cambiar su destino.

«No hay ninguna nueva política del gobierno con respecto al muro fronterizo», aseveró el secretario estadounidense de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas. «Un muro no es la respuesta», agregó.

 

– «Más difícil» migrar –

 

La reunión abordó por primera vez la migración como un problema de seguridad.

En tal sentido, Mayorkas advirtió que Estados Unidos hará «que sea más difícil ingresar por medios ilícitos», y confirmó un acuerdo con Venezuela para deportar a ciudadanos de ese país que hayan ingresado irregularmente.

Recordó que Washington otorgó estatus de protección temporal a los venezolanos que habían llegado hasta el pasado 31 de julio, por lo que quienes ingresaron ilegalmente después de esa fecha quedan excluidos del beneficio.

La crisis migratoria es una papa caliente para Biden de cara a las elecciones de 2024, en las que intentará ser reelegido probablemente en contienda con Trump.

Por ello, Blinken se reunió el miércoles con sus pares de México (Alicia Bárcena), Colombia (Álvaro Leyva) y Panamá (Janaina Tewaney), puntos clave de tránsito hacia Estados Unidos.

Aunque la ampliación del muro ya estaba prevista desde el gobierno de Trump, «refleja el patrón más amplio de responder» a los migrantes con medidas que pretenden bloquearlos, comentó la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

Pero la barrera «no reduce la migración (…) sino que produce» daños a las personas que huyen de la violencia y la pobreza, y también al medioambiente, agregó.

López Obrador, que propone un plan de inversión en los países de origen, critica frecuentemente que su vecino no haya tomado la propuesta con la misma seriedad que encara la cooperación militar en Ucrania.

Solo en agosto, 233.000 personas cruzaron a Estados Unidos y muchas fueron deportadas, mientras México asegura que a su territorio llegan diariamente unos 6.000 migrantes, principalmente desde Venezuela, Cuba, Centroamérica y Haití, aunque también africanos y asiáticos.

Como parte de un acuerdo con la Patrulla Fronteriza estadounidense, el 22 de septiembre México ya se había comprometido a recibir a aquellos expulsados de Estados Unidos y enviarlos a sus países de origen.