La jueza federal del proceso contra el expresidente de Estados Unidos Donald Trump por presunta conspiración para intentar anular el resultado de las elecciones que perdió en 2020 restableció las restricciones a cualquier comentario público de las partes dirigido a fiscales, personal del tribunal y testigos.

Tanya Chutkan, magistrada conductora del juicio, cuyo inicio está previsto para el 4 de marzo en Washington, había dictado esta orden de silencio, que afecta tanto a la acusación como a la defensa, el 16 de octubre. Sin embargo, la suspendió el 20 de octubre tras un recurso de los abogados de Trump, dando a las partes hasta el 28 de octubre para presentar sus argumentos.



En su decisión de restablecer estas restricciones, publicada el domingo por la noche, citó un comentario efectuado tras la suspensión y publicado por el acusado en su propia red social -Truth Social- el 24 de octubre, sobre su último jefe de gabinete, Mark Meadows.

En él, el expresidente republicano (2017-2021) planteaba la posibilidad de que Meadows testificara en su contra a cambio de una oferta de inmunidad por parte del fiscal especial Jack Smith, lo que calificaba como un comportamiento digno de «débiles y cobardes».



«No creo que Mark Meadows sea uno de ellos, pero ¿quién sabe?», concluyó.

Este tipo de ataque a un testigo potencial entraría sin duda en la prohibición, señaló la jueza. El favorito en las primarias republicanas de cara a los comicios de 2024 reaccionó el lunes en su red acusando a la jueza de «odiarle» y de no poder darle un juicio justo.

En septiembre, la jueza Chutkan rechazó una petición de los abogados del expresidente para que se recusara, reafirmando su imparcialidad.

Según la sentencia, Trump vuelve a tener prohibido calificar de «chiflado» a Smith y «matones» a sus colegas. Pero puede seguir atacando a su sucesor demócrata Joe Biden, apodado sistemáticamente de «sinvergüenza», o acusar a su administración de utilizar la justicia para eliminarlo de la carrera por la Casa Blanca en 2024.