Frente a la terminal de salidas del Aeropuerto Internacional Toussaint Louverture en la capital de Haití, plagada de pandillas, cientos de viajeros ansiosos salen a la calle desde un estacionamiento desbordado a la espera del anuncio de su vuelo con destino a Nicaragua.

Mientras los agentes de venta de pasaje se abren paso entre la caótica multitud, se habla de los días que llevan algunos acampando y de la desesperación que los lleva a Managua, el nuevo trampolín migratorio para los migrantes que buscan asilo en Estados Unidos.



“No hay ningún lugar que sea sencillo”, dice un joven mientras explica a otro viajero el sinuoso itinerario hasta la frontera entre Estados Unidos y México tras llegar al Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino de la capital nicaragüense, donde guías y traficantes ofrecen llevarlos hacia el norte. “Hay algunos autos pequeños como taxis. Si quieres puedes tomarlos o subirte a uno de los autobuses grandes hasta Honduras, y después de Honduras tomas otro … hasta la frontera guatemalteca”.

Hasta hace poco, los haitianos y otros migrantes con destino a Estados Unidos que atravesaban Centroamérica se quedaban varados en Costa Rica, a veces durante meses, porque Nicaragua, la siguiente parada de la ruta, les prohibía entrar en el país.



Pero ahora Nicaragua está acogiendo a los viajeros en masa, eliminando la exigencia de visados. El líder Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, están usando el país como puente para operadores de líneas aéreas charter y agencias de viajes que cobran a los haitianos hasta $4,000 por un pasaje de ida desde Puerto Príncipe a Managua, unas mil millas.

“Odio usar el término, pero Ortega está convirtiendo la migración en una herramienta de política exterior”, dijo Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, un grupo de análisis con sede en Estados Unidos.

Arturo McFields Yescas, ex embajador de Ortega ante la Organización de los Estados Americanos, dijo que al ofrecer a los haitianos y otros migrantes acceso sin visado a Nicaragua y luego ayudarlos en su viaje a Estados Unidos, Ortega está usando a los “migrantes como moneda de cambio” en su intento de conseguir que Estados Unidos levante las sanciones contra su régimen del Frente Sandinista.

McFields, que fue exiliado por Ortega el año pasado, dijo que el régimen ofrece a los migrantes “un paquete completo”, que incluye transporte y alojamiento, para llevarlos a Honduras, la siguiente parada en el camino hacia Estados Unidos. El esquema, añadió, ”es intencional, premeditado, calibrado y organizado” por Ortega.

Las cifras del gobierno haitiano obtenidas por el Miami Herald muestran que más de 20,000 personas realizaron el viaje en un período de dos meses desde que comenzaron los vuelos desde Puerto Príncipe en agosto. Una base de datos compilada por Orozco ha registrado más de 31,400 haitianos a bordo de 268 vuelos hasta octubre.

Los vuelos fletados han pasado de siete al día a duplicar esa cifra. Durante un período reciente de cuatro días, 53 vuelos salieron de Haití, un promedio de 15 vuelos al día.

Entre los 15 vuelos procedentes de Haití que aterrizaron el pasado miércoles en Managua, uno era un Boeing 767-300 con capacidad para 269 pasajeros. También hay de dos a tres vuelos diarios desde las Islas Turcos y Caicos, junto con la República Dominicana, presumiblemente transportando haitianos, así como vuelos fletados desde Cuba, El Salvador y otros países latinoamericanos.

“Estamos muy preocupados por este asunto”, declaró un funcionario del gobierno haitiano, que habló bajo condición de anonimato para abordar lo que se describió como un asunto delicado. “Hay que cerrar esta puerta”.

Durante años, los cubanos que querían llegar a la frontera entre Estados Unidos y México han embarcado en vuelos en La Habana operados por la aerolínea estatal venezolana Conviasa para llegar a Managua.

Ahora, la espiral de violencia de las pandillas, los secuestros y el desmoronamiento de la economía en Haití, y las largas esperas para un nuevo programa de viajes lanzado en enero por la administración del presidente Biden, han empujado a los haitianos a tomar la misma ruta, dijeron los pasajeros que hacían fila en Puerto Príncipe.

Los vuelos fletados de Haití a Nicaragua, exentos de visado, coinciden con una ola similar de migrantes africanos que usan los aeropuertos centroamericanos, según la ONU. Junto con los cubanos, los africanos vuelan a Nicaragua para evitar las rutas que antes los llevaban a través de Sudamérica y el paso del Darién, la traicionera selva que conecta Panamá y Colombia.

Anunciada en las redes sociales y de boca en boca en Haití, la ruta de Nicaragua se ha abierto en medio de una creciente preocupación por el aumento de la migración a través del hemisferio y las fricciones entre Estados Unidos y México sobre cómo responder. Desde 2020, el número de migrantes que llegan a la frontera entre Estados Unidos y México ha aumentado más del doble, hasta alcanzar los ocho millones de personas anuales, según Diálogo Interamericano.

Las cifras récord llevaron al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador a organizar una cumbre sobre migración este mes con 11 líderes de América Latina y el Caribe, entre ellos el primer ministro de Haití, Ariel Henry. López Obrador dijo en una reciente conferencia de prensa que Nicaragua había sido invitada, pero había optado por no participar. El viernes, el presidente Joe Biden organizará su propia cumbre sobre migración en Washington DC. Ni Haití ni Nicaragua figuraban entre los países a los que la Casa Blanca confirmó haber invitado.

Hasta hace poco, el flujo masivo de haitianos había pasado desapercibido para la administración de Biden, que en enero inició un programa humanitario para ciudadanos de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela en un intento de desalentar la migración indocumentada desde los cuatro países.

“Estados Unidos es consciente del aumento de los vuelos fletados entre Nicaragua y varios países, entre ellos Haití y Cuba. Nadie debería beneficiarse de la desesperación de los migrantes vulnerables, ni los traficantes, ni mucho menos los funcionarios públicos o los gobiernos”, dijo un portavoz del Departamento de Estado. “Nos preocupa el bienestar de estos migrantes, que luego emprenden peligrosos viajes a través de América Central y México, donde son objeto de explotación, abuso y tráfico por parte de organizaciones delictivas”.

EL OBJETIVO ES LLEGAR A ESTADOS UNIDOS
El periodista haitiano Roderson Elias emprendió el viaje de Puerto Príncipe a Managua en septiembre tras desembolsar $6,000 por él y su esposa. Tomó la decisión, dijo, después que 50 hombres fuertemente armados con fusiles atacaron en julio su emisora Radio Antarctique en la localidad rural de Liancourt, en el valle haitiano de Artibonito, y la incendiaron.

“Mi casa, mi emisora de radio, mi auto, todo ardió”, declaró Elías, cuya difícil situación puso de relieve el Comité para la Protección de los Periodistas. “Los bandidos lo quemaron todo”.

Tras dos horas y media de vuelo, la pareja y un empleado de la emisora de radio llegaron a Managua, donde fueron recibidos por un guía en el aeropuerto que les explicó cómo continuar el viaje hasta México. Tras gastar $800 más y un penoso viaje de varios días en autobús y motocicleta, por fin llegaron a Tapachula, la ciudad mexicana fronteriza con Guatemala. Después de tres semanas, llegaron a Ciudad de México, donde Elías, quien actualmente está enfermo, dijo que pudo acceder a una aplicación móvil de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, CBP One, para pedir una cita para solicitar asilo en Estados Unidos.

“Mi objetivo es llegar a Estados Unidos”, dijo, expresando su preocupación por el destino de sus dos hijos pequeños que permanecen en Haití.

Elias cree que una pandilla lo persiguió por sus reportajes radiofónicos en los que denunciaba el asesinato de policías, el cierre forzoso de escuelas y las masacres perpetradas por grupos armados en la región. En el momento del ataque, llevaba tres meses esperando saber si podía viajar a Estados Unidos en virtud del programa parole humanitario, pero la aprobación de la solicitud estaba tardando demasiado, dijo.

La activista en favor de los inmigrantes Guerline Jozef, quien dirige la Haitian Bridge Alliance, dijo que los haitianos están eligiendo Nicaragua por necesidad y desesperación. Muchos han solicitado el llamado parole humanitaria en Estados Unidos, dijo, pero “han perdido la fe y la esperanza en el sistema” en medio de un retraso de alrededor de 1.7 millones de solicitantes.

“Están tratando de encontrar otras formas de sobrevivir y salir adelante, porque los están matando”, dijo Jozef, quien ha exhortado a la administración de Biden a dar prioridad a las personas que esperan por el parole desde principios de año.

Orozco dijo que los 31,000 haitianos a los que ha seguido la pista en tránsito por Nicaragua en lo que va de año representan casi 60% de todas las llegadas de haitianos a la frontera entre Estados Unidos y México. Muchos han sido puestos en libertad condicional.

“Muchos de estos países, incluso México, no se dan cuenta de la magnitud del transbordo que ocurre a través de Nicaragua”, dijo.

UTILIDADES POR ENCIMA DE LAS PERSONAS
La Prensa, medio de comunicación independiente nicaragüense, colaborador del Miami Herald/Nuevo Herald, que fue el primero en informar sobre el creciente flujo de migrantes a través del aeropuerto de Managua, informó que un análisis de las estadísticas de pasajeros que mantiene el Banco Central de Nicaragua muestra que al menos 50,800 pasajeros que volaron al país en la primera mitad de este año no volaron de regreso.

Presumiblemente se dirigieron hacia el norte, a la frontera con Honduras, un viaje que, dijeron dos fuentes centroamericanas al Herald, a veces es asistido por las fuerzas militares nicaragüenses, que tienen el control parcial del Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino.

Orozco dijo que no podía verificar la participación de los militares en el esquema de migración, pero no hay duda de que el régimen de Ortega se está beneficiando. Por un lado, la autoridad aeroportuaria, dijo, ayuda a las empresas a organizar vuelos con compañías charter.

“Es como una agencia de viajes facilitada por el Estado”, dijo.

Los migrantes también aportan dinero a la economía nicaragüense porque gastan en comida, transporte y alojamiento durante su tránsito.

Aunque los haitianos no tienen que obtener un visado antes de viajar a Managua, los pasajeros deben pagar una tarjeta de turista a su llegada. El gobierno también cobra tarifas de aterrizaje a los aviones, que pueden llegar a costar $10,000 por aeronave.

Una coalición de ocho grupos sociales y políticos que se oponen a Ortega acusó al mandatario de convertir la migración ilegal en un negocio.

“Denunciamos los negocios y el tráfico de personas que realiza el régimen con los migrantes extranjeros y las políticas de expulsión con los nacionales”, dijeron líderes opositores en una declaración conjunta.

VUELOS FLETADOS
Varias compañías de vuelos fletados de países como Haití, República Dominicana, Colombia, Estados Unidos y México vuelan ahora a Nicaragua. El portal digital de la agencia de aviación de Nicaragua enumera EuroAtlantic Airways, Air Century, Sunrise Airways, Sky High Aviation Services, Magnicharters, Eurus Private Air e IBC Air como algunas de las aerolíneas charter que vuelan al país.

Sunrise Airways, de propiedad haitiana, que recientemente inició vuelos directos entre Miami y los dos aeropuertos internacionales de Haití, no vuela a Managua, pero el fundador de la compañía, Philippe Bayard, y el director ejecutivo, Sébastien Bayard, dijeron al Herald que alquilan sus aviones arrendados para la ruta.

“No vendemos pasajes. Ni siquiera sabemos el precio de los pasajes”, dijo Sébastien Bayard. “Muchas agencias se limitan a contratar aviones”.

Una administrador de IBC Air, con sede en Fort Lauderdale, declaró al Herald que los intermediarios que reservan los vuelos charter tratan directamente con los pasajeros. Mientras tanto, IBC obtiene los permisos necesarios para que los aviones entren y salgan de Nicaragua. La administradora dijo haber notado un repunte de la demanda de vuelos a Nicaragua desde Haití en los dos últimos meses.

Emilio González, ex director del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, que sigue desde hace tiempo los vuelos fletados con destino a Managua desde Cuba, dijo que “el papel de Nicaragua es clave” en la actual crisis migratoria.

“Ninguno de esos cientos de miles de cubanos habría llegado a Estados Unidos sin pasar por Nicaragua”, dijo.

González describió a Venezuela, Cuba y Nicaragua como “traficantes de personas patrocinados por el Estado”, cuyos gobiernos se benefician económicamente de los migrantes que viajan.

“Cuba, Venezuela y Nicaragua están recibiendo enormes cantidades de dinero por simplemente no hacer nada”, dijo González, añadiendo que varios países de tránsito en la región están “enriqueciéndose con la miseria de otros”.

“Es el secreto peor guardado”, añadió. “Incluso hay agencias de viajes en Estados Unidos que reservan esos vuelos y ganan mucho dinero”.

El redactor de Seguridad Nacional de McClatchy, Michael Wilner, y el reportero del Nuevo Herald Antonio María Delgado contribuyeron a este artículo. El diario independiente nicaragüense La Prensa también contribuyó a este artículo.