Es probable que la vivienda de una familia dominicana albergue en sus paredes cenizas de la Central Termoeléctrica Punta Catalina. Sí, porque 100,000 toneladas de este residuo, generado por la planta estatal que opera con carbón, se venden anualmente a una compañía cementera como materia prima.

Una mañana, en el sureño municipio de Sabana Grande de Palenque, un camión descargaba aproximadamente 38 toneladas de cenizas de Punta Catalina a un tanque de almacenaje que se eleva a la altura de un edificio de cinco a siete niveles.



Este polvo grisáceo se integrará con otras materias primas durante el proceso de producción de cemento llevado a cabo por Domicem, una de las seis empresas en el país especializadas en la fabricación de este insumo vital para la construcción, y con la que Punta Catalina tiene un contrato de venta de sus residuos.

Ubicada a unos 35 minutos de distancia de Punta Catalina, la planta de Domicem produce dos variantes de cemento: Portland de uso estructural y Portland mixto de uso general, representando este último cerca del 60 % de su producción.



Informa Mariela Mejía de Diario Libre que solo en el 2022, la empresa produjo alrededor de 1,400,000 toneladas de cemento, siendo unas 800,000 del mixto. En esas 800,000, se utilizaron aproximadamente 80,000 toneladas de cenizas de la central termoeléctrica como elemento constituyente.

La utilización de fly ash o cenizas volantes, formadas por la quema de carbón en plantas de generación eléctrica, despierta mejoras significativas en las propiedades del cemento y su capacidad compactante. «Te aumenta la durabilidad del cemento, te aumenta la resistencia también a los sulfatos en ambientes agresivos», dice Juan José Peña, gerente de Gestión de Calidad, Seguridad y Ambiente de Domicem.

Explica que, cuando se utiliza ese tipo de cemento mezclado, «las construcciones tienden a ser mucho más duraderas». Y, por la condición de ser un país rodeado de agua, se recomienda el uso de cementos mezclados, pues «son más resistentes».