Bélgica enfrenta este lunes una jornada de huelga general que paraliza dos importantes aeropuertos del país y afecta al transporte y a la administración pública.
Todos los vuelos comerciales fueron cancelados de los aeropuertos de Zaventem y Charleroi, que sirven a la capital belga, por la interrupción de actividades de parte importante de los agentes de seguridad y personal de atención a equipajes.
Se trata de una jornada de paro convocada por las centrales sindicales CSC y FGTB en protesta por los proyectos de reforma de las jubilaciones lanzados por el nuevo primer ministro, el conservador Bart de Wever.
La huelga de 24 horas afecta también a los vigilantes de las prisiones, el personal hospitalario y hasta la recolección de residuos domésticos.
En Bruselas, los servicios de transporte público quedaron muy reducidos y las oficinas públicas y escuelas operaban con dificultades.
El gobierno alega que busca reajustar las finanzas públicas, ya que Bélgica registra un amplio déficit.
Entre las medidas más criticadas del nuevo gobierno está la equiparación de las edades de jubilación para empleados públicos con la norma vigente para el sector privado.
Además, propone límites temporales a la concesión de los seguros de desempleo.
La movilización de los sindicatos belgas logró reunir el 13 de febrero en Bruselas a unas 60.000 personas en una protesta, según números de la policía.
«La escala y el número de retrocesos sociales proporcionados por el gobierno federal no tienen precedentes», afirmó la central sindical FGTB.
