El presidente estadounidense, Donald Trump, suavizó el martes los aranceles que pagan los fabricantes de automóviles, un alivio para una industria golpeada por la política arancelaria del republicano, que celebra los 100 días de su segundo mandato.
Desde el 3 de abril, todos los vehículos importados a Estados Unidos están gravados con un impuesto del 25%. Con una excepción: las piezas procedentes de Canadá y México quedan exentas si entran dentro del tratado de libre comercio de América del Norte (T-MEC).
Antes de partir a Warren, una localidad del norte de Estados Unidos cercana a Detroit, capital del sector automotor, Trump firmó una orden ejecutiva para limitar el impacto de los aranceles «superpuestos» sobre los fabricantes.
La tarifa aduanera del 25% para un vehículo importado no se sumará al 25% aplicado al acero o al aluminio, dijo un funcionario del Departamento de Comercio.
También otorgó a la industria un período de gracia de dos años para mover las cadenas de suministro de regreso a Estados Unidos y reducir la «dependencia estadounidense de las importaciones de automóviles extranjeros y sus partes».
«Solo queríamos ayudarles durante esta pequeña transición», dijo Trump. «A corto plazo», precisó.
El Consejo de Política Automotriz estadounidense saludó las medidas, y calificó la superposición de aranceles como una «preocupación significativa», según su presidente, Matt Blunt. El consejo representa a General Motors, Ford y Stellantis.
El objetivo de este alivio, según la Casa Blanca, es «proteger la seguridad nacional fomentando la producción nacional de automóviles y reducir la dependencia de Estados Unidos de las importaciones de vehículos extranjeros y sus componentes».
– Recuperar producción local –
Los fabricantes consideraron que ese período de dos años es suficiente para establecer una cadena de suministro en Estados Unidos, afirmó el funcionario del Departamento de Comercio.
«Las industrias automotrices extranjeras, impulsadas por subsidios injustos y políticas industriales agresivas, se han expandido, mientras que la producción estadounidense se ha estancado», se queja la Casa Blanca.
En 1985 las empresas de propiedad estadounidense fabricaron 11 millones de automóviles en Estados Unidos (97% de la producción nacional), recuerda.
En 2024 los estadounidenses compraron unos 16 millones de vehículos y la mitad fueron importados, añade.
Por el momento no se han facilitado detalles sobre las importaciones procedentes de China, que pueden gravarse hasta con un 245% en el caso de los vehículos eléctricos.
Antes del anuncio presidencial, Jim Farley, director de Ford, aplaudió la decisión, filtrada a los medios de comunicación. «Contribuirá a mitigar el impacto de los aranceles en fabricantes de automóviles, proveedores y consumidores», comentó.
La directora general de General Motors, Mary Barra, elogió «el apoyo del presidente Trump a la industria automotriz y a los millones de estadounidenses que dependen» de ella.
