CIUDAD DEL VATICANO. El papa Francisco aseguró este martes a más de un centenar de cardenales que se siente «bien acogido» en el Vaticano, durante una misa celebrada en la capilla Paulina del palacio apostólico con ocasión de su onomástica.

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«Gracias. Me siento muy bien acogido por ustedes, me encuentro bien con ustedes, estoy muy a gusto», les dijo el Papa argentino antes de iniciar la misa y dirigiéndose en italiano, respetando su estilo directo e informal.

El pontífice, que todos los días invita a personal del Vaticano, religiosos, amigos y conocidos a la misa matutina en la residencia Santa Marta, donde aún se aloja, aprovecha esas ocasiones para abordar diferentes temas, religiosos y no religiosos.



«Encontrar a Jesús fuera de la Iglesia no es posible. El gran Pablo VI decía que es una dicotomía absurda querer vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin la Iglesia», aseguró el Papa a los cerca de cien cardenales, con sus sotanas rojas, entre ellos algunos responsables de importantes entidades de la Curia Romana, invitados a la celebración organizada por su onomástica en el día de San Jorge.

Francisco, que suele predicar sin leer un texto escrito, mencionó varias veces a Pablo VI y explicó que la Iglesia es ante todo «madre».

«La identidad cristiana no es un documento de identidad: es pertenecer a la Iglesia, a la Iglesia-madre», reiteró.

El Papa abordó también un tema delicado, la tentación de la vida «mundana» que amenaza al clero, que en otras ocasiones más solemnes, durante su primer mes de pontificado, llegó a condenar con severidad.

«Si queremos caminar por la vía de lo mundano, negociando con el mundo (…) no lograremos jamás el consuelo del Señor. Si buscamos sólo consuelo, será un consuelo superficial», advirtió.

El lunes, en otra misa matutina, criticó a aquellos que aprovechan la Iglesia «en busca de gloria» o que usan la religión «como un negocio».

«No busquen otras puertas que parecen más fáciles, confortables, a mano. Llamen siempre a la de Jesús. Él jamás desilusiona, jamás engaña. Jesús no es un ladrón, no es un bandolero. Ha dado su vida por nosotros y cada uno de nosotros debemos pedirle por favor que nos abra, que nos deje entrar», aseguró.