SEÚL. «Esclavos descerebrados»: Kim Nam-Hee no duda en usar palabras fuertes para sensibilizar a colegiales surcoreanos sobre los peligros de los teléfonos inteligentes, que crean adicción en niños cada vez más pequeños.

Corea del Sur, país de origen de Samsung y líder mundial de los teléfonos móviles, está orgullosa de su éxito en la esfera de las altas tecnologías. Sin embargo, las autoridades gubernamentales, sanitarias y educativas expresan su preocupación por la creciente dependencia al mundo digital.



Adicta

El país asiático promueve desde hace varios años la tecnología digital como un factor clave del crecimiento de la capital, Seúl, conocida como «la ciudad más conectada del planeta». Alrededor del 70% de los 50 millones de surcoreanos tienen un smartphone, la tasa más alta del mundo, según la firma de investigación eMarket.



No obstante, los padres de familia y las autoridades manifiestan su inquietud frente a la obsesión de los más jóvenes por el mundo digital. «Sentimos la necesidad urgente de emprender un amplio esfuerzo ante el creciente peligro de la adicción digital (…), principalmente debido a la popularidad de los teléfonos inteligentes», declaró a mediados de junio el ministerio de Ciencia.

Junto al ministerio de Salud y de Educación, esta cartera pidió que las escuelas organicen cursos para prevenir la adicción a internet y campamentos vacacionales para «desintoxicar» a los colegiales dependientes.

Según datos del gobierno, más del 80% de los estudiantes surcoreanos de 12 a 19 años poseían un smarthphone en 2012, el doble que en 2011.

Un 40% de los dueños de teléfonos inteligentes pasan más de tres horas al día en Twitter, chateando o jugando, a pesar de que los profesores confiscan los teléfonos antes del inicio de clases.

Una encuesta nacional que se lleva a cabo cada año sobre este tema muestra que casi el 20% de los jóvenes son «adictos» a sus smarthphones. Los síntomas: sentirse ansioso o deprimido cuando no se tiene a mano su móvil, varios intentos fracasados para reducir el tiempo que se pasa en su dispositivo, sentirse más feliz cuando se está conectado.

Sin embargo, los adolescentes no son los únicos afectados, y la iniciativa del gobierno apunta también a los alumnos de las clases primarias o incluso a los más pequeños.

«Muchas madres dejan ahora que sus bebés jueguen con sus smarthphones durante horas para estar tranquilas en casa; pienso que esto es peligroso», declaró a la AFP Lee Jung-Hun, psiquiatra de la universidad católica de Daegu. «Cuanto más joven se es, más fácil es llegar a ser dependiente», explicó.

Kwon Jang-Hee, un ex profesor que lidera una asociación de lucha contra la dependencia digital, viaja a través del país desde 2005 para informar y advertir a los niños y a sus padres sobre un estilo de vida en el que se concede demasiado tiempo a la tecnología digital.

«Nuestro tema de predilección son los smarthphones», explica este profesor, ya que los padres tienen menos control sobre los móviles que sobre los computadores. Kwon cita algunos ejemplos extremos en que los niños han llegado a amenazar a sus padres con suicidarse si estos confiscan sus dispositivos.

Park Sung-Hee, que participó en uno de los seminarios de Kwon, espera conseguir que sus hijos pasen menos tiempo en sus móviles. «Cuando por la noche voy a sus cuartos para ver si duermen, veo la luz de sus teléfonos a través de las sábanas», explica. «Pasa lo mismo con los adultos. Ya no son capaces de comunicar o de interesarse en otras cosas», opina.

En una reciente presentación frente a una clase de niños de 10 años, Kim Nam-Hee, que trabaja junto a Kwon, explica que la red de escuelas Waldorf en Estados Unidos -y cuyo establecimiento en Silicon Valley (California) es una de las escuelas más populares entre los padres que trabajan para Yahoo! ou Google- apuesta por un enfoque menos tecnológico y prohíbe el uso de computadores en sus locales.

«Mientras ustedes se convierten en esclavos descerebrados de los smarthphones y de sus aplicaciones, la élite estadounidense, que creó estos instrumentos, no deja que sus propios hijos los usen», predica Kim.

«Si utilizan demasiado sus smarthphones, como el iPhone, sin necesidad de utilizar su cerebro, al final perderán su capacidad de crear algo tan brillante e innovador como el iPhone», explicó. «Esa es la ironía del caso».

AFP