WASHINGTON. Al engañar a su pareja con la ayuda de Internet, Jinky se vengó y Greg rompió con la rutina: el adulterio, tentación inmemorial, también es un negocio en auge, con un verdadero mercado de sitios web que lo facilitan y de dispositivos que lo rastrean.

Primera cita



«La vida es corta. Tenga un amante». Con este lema, «AshleyMadison.com», con sede en Toronto (Canadá), causó un escándalo cuando fue lanzado en 2002. Desde entonces, decenas lo imitaron con nombres más evocadores, como «DatingForCheaters.com» (citas para infieles) o «HeatedAffairs.com» (tórridas relaciones).

«El adulterio siempre ha existido», dice a la AFP Noel Biderman, director ejecutivo y fundador de Ashley Madison, quien asegura que los sitios web de citas tradicionales siempre han sido «invadidos por quienes buscan una relación extraconyugal».



Con un sitio dedicado a los amantes, «llenamos un vacío enorme en los corazones de los hombres y las mujeres casadas», asegura el jefe de esta empresa, que se atribuye 25 millones de miembros en 35 países y 100 millones de dólares de volumen de negocios en 2013.

Según las cifras publicadas por el Journal of Marital and Family Therapy, una revista de terapia matrimonial y familiar, el 22% de los hombres y el 14% de las mujeres han engañado a sus parejas al menos una vez durante su matrimonio.

¿La existencia de sitios así alentó la infidelidad? Es difícil saberlo sin «datos reales», dice Pepper Schwartz, profesora de sociología especialista en parejas en la Universidad de Washington, noroeste de Estados Unidos.

«Pero creo que sí, porque muchas personas tienen ganas de tener una relación extramatrimonial, pero no tienen la más mínima idea de cómo hacerlo o cómo hacerlo de manera segura», señala.

Una «libido exigente»

Eso es lo que le pasó a Jinky, una mujer de 29 años que vive en Singapur, donde vio un anuncio de «DatingForCheaters.com». «Casada a los 18 años por mis padres con un hombre mayor, descubrí que me estaba engañando», cuenta en un correo electrónico a la AFP.

Por eso decidió inscribirse y tuvo aventuras. «Me hizo revivir», señala la joven que asegura haberlo hecho «sobre todo por venganza».

Jóvenes, viejos, hombres, mujeres, ricos, pobres, diplomados o no, los clientes parecen venir de todos los ámbitos -con una mayoría de personas de 40 años y en especial de hombres, de acuerdo con Ashley Madison- y por todas las razones posibles.

«Algunos vienen por el sexo, porque no lo tienen con una pareja que les gusta y no quieren dejar, otros porque no se contentan sólo con un compañero, y otros por aportarle un momento de locura a su vida o por compartir algo sexualmente bizarro», dice Schwartz.

Así, Greg, de 45 años, dice que se hubiera divorciado sin los encuentros que «llenaron un vacío en mi vida sin romper mi familia». Para Stephanie, de 28 años y una «libido exigente», también fue una solución: Era «poco realista e incluso injusto depender de una única persona para satisfacer mis necesidades», afirma.

Acusados de «corrupción», los sitios se defienden.

Sus clientes «son adultos», asegura Jay Thompson, portavoz de «DatingForCheaters», que cuenta con 3 millones de socios y una facturación de 18 millones de dólares.

«La gente es libre de elegir lo que quiere, sobre todo en materia de sexualidad», agrega Biderman. «Una relación extramatrimonial requiere dos componentes: conocer a alguien y no ser descubierto. Yo los proporciono. No recibo un bono cuando el vínculo termina en un dormitorio».

Sin embargo, los que engañan a su pareja pueden ser rastreados. Una vez más, el mercado se ha beneficiado de los adúlteros: cámaras espía, aplicaciones que almacenan SMS en los teléfonos móviles, e incluso kits para detectar semen están a la venta para desenmascarar a los infieles.

Jeffrey Jurist ofrece aparatos para localizar cualquier vigilancia. Dueño del sitio «SpyAssociates», estima que un tercio de la facturación de su compañía se debe al adulterio. «La codicia, el miedo y la lujuria son industrias en constante crecimiento», apunta.

AFP